Los lectores piratas
Así, con una bandera pirata ondeando en nuestros apartamentos y un parche en el ojo frente al teclado del ordenador, supongo que así nos ven todos aquellos que usan indiscriminadamente el término ‘pirata’ para hablar de cosas que van desde ejercer el derecho a la copia privada hasta enlazar contenido no subido por uno mismo (para evitar malentendidos recomiendo echar un vistazo al blog del abogado David Bravo).
Leo en El País un artículo titulado La tableta de alas al libro ‘pirata’ donde los señores R. Muñoz y J. R. Marcos dicen cosas sin aportar datos ni estudios que las confirmen. Como Ricardo Galli ha escrito un artículo desmontando lo que allí se dice titulado Tabletas y la falacia narrativa perfecta no voy a volver a repetirlo punto por punto (ya que estoy muy de acuerdo con todo lo que dice). Y en otros blogs como en Microsiervos con el artículo No hay peor sordo que el que no quiere oír ni editor que el no quiere editar o en Leer-e con Discrepando, que es gerundio. Además podemos leer en propio El País a José Antonio Millán en un artículo titulado Malas y buenas noticias (al que le falta un párrafo -por falta de espacio- pero que podemos leer en su blog personal).
Ya hablé largo y tendido de Libranda cuando se anunció y cuando se puso en marcha. Como ya comenté soy poseedor de un iPad y de un Kindle 2, ambos dispositivos no son compatibles con el DRM que todos los libros de Libranda tienen (excepto Todo va a cambiar de Enrique Dans). Desde que estoy cursando el Máster en Edición de la Pompeu Fabra y hablando con mucha gente del mundillo hay cosas que me empiezan a quedar más claras y puedo llegar a entender el modelo de negocio que hay detrás de poner los libros nunca más baratos de un 20 o un 30% que la última edición en papel y siempre con DRM (muchas veces la culpa no la tienen las editoriales, sino los autores o agentes que temen a esos piratas que pululan por la red).
Pero volviendo al artículo de El País hay tres consideraciones básicas que me gustaría recordar:
-No sé hasta qué punto es lícito llamar ‘pirata’ a alguien cuando tú no estás ofreciendo el libro en formato digital en la mayoría de los casos. De hecho es posible que la editorial en cuestión no tenga los derechos para la modalidad de explotación electrónica y aún así, se quejen de la piratería. Y cuando sí que se ofrece el libro se hace a un precio ridículo (apenas hay diferencia con el libro en papel) y con unas trabas a los compradores (como el DRM) que no son normales.
-Libranda a estas alturas es un parche, es una cortina de humo, una inversión a fondo perdido para poder decir dentro de algún tiempo tal y como comentaba Galli en su artículo sobre Libranda hace unos meses: «Lo hemos intentado, hemos puesto nuestros esfuerzos pero el público no responde, sólo quiere piratear y robar, hay que endurecer las leyes así podamos seguir vendiendo en papel, o la menos mantener nuestras estructura de negocio…. que dependen muchas familias que se quedarán sin trabajao… [inserte aquí los mismos argumentos de la industria musical]». ¿A alguien le suenan estas declaraciones?
–Creo que hay que dejar muy claro una vez por todas que una descarga no es igual a una venta perdida. Repetid conmigo: una descarga no es igual a una venta que no se obtiene. Y tampoco la compra de un ebook supone la pérdida de ingresos por la no compra de un pbook (libro de papel). Y los que no estén de acuerdo en esto tal vez piensen que quienes van a un biblioteca pública o quienes prestan un libro también son unos piratas porque hacen que dicha persona no se compre el libro en papel en cuestión. En esta época donde los discos duros están tan baratos, muchos sufrimos de lo que se llama síndrome de diógenes digital, es decir, bajamos y almacenamos por bajar.
Me gustaría no leer artículos sobre la piratería de los libros en un tiempo, sería fantástico que los editores y autores no levantaran la cabeza hasta presentar un modelo de negocio en el que ofrezcan un amplio catálogo de libros (que cada editorial ofrezca 200 libros no es lo que se considera como amplio, no), unos precios razonables (en Amazon el precio habitual de los ebooks es de $9,99) y o bien la ausencia de DRM o si se decide que los libros deben llevar DRM, al menos que el proceso de compra y de verificación de dispositivos no sea horrible, ¿acaso alguien se ha fijado en cómo se compran los libros en Amazon o las aplicaciones (y libros) en la AppStore? Uno se registra, introduce sus datos y su tarjeta de crédito y lo único que luego tiene que hacer es dar un clic e introducir su contraseña cada vez que vaya a comprar. Y además en el caso de Amazon (o de B&N) tienes la posibilidad de sincronizar los documentos tanto con el ordenador (pc o mac), Kindle y aplicación para iOS y Android (además de la lectura social hacia la que se tiende). Sería fantástico que los editores y autores no levantaran la cabeza hasta que todo esto no sucediera, pero me temo que no será así. Piratas, que sois todos unos piratas.
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