Vagones silenciosos

Hoy comenzaba el servicio de vagones silenciosos en los trenes de Renfe en la línea de AVE Madrid-Barcelona y casualidades de la vida un servidor volvía de una boda en un pueblo cerca de Reus y dado que siempre he sido muy fan de la idea decidí comprar el billete en dicho vagón (por si alguien se lo pregunta: no, no tiene ningún recargo).

Todos sabemos que el españolito medio es ruidoso, que tiene el tono del teléfono móvil alto o muy alto, que habla a voces, que ríe a voces y que el respeto por los otros es inexistente. El sentido común debería bastar para que en un tren o en un autobús todo el mundo ponga en vibración el móvil, utilice auriculares a un nivel que no moleste al de al lado, se hable en voz baja con el acompañante o  si te entra una llamada o bien hables bajito e intentes que dure poco o bien te salgas al pasillo o al vagón cafetería. Por desgracia esto no existe y no va a empezar a ocurrir de la noche a la mañana.

La idea de los vagones silenciosos es bastante sencilla: un vagón donde no pueden viajar niños (menores de 14 años) o animales, un vagón donde la gente tiene que tener el móvil en silencio y donde en principio también está prohibido hablar por teléfono. Es decir, el sueño húmedo para aquellos que viajamos mucho en transporte público y estamos hartos de aguantar a niños que corretean arriba y abajo y padres a los que les da igual lo que hagan sus hijos o aguantar conversaciones telefónicas de horas al tipo del asiento de al lado (la última vez que viajé a Palencia en autobús hubo una chica que estuvo hablando durante más de 3 horas por teléfono, el horror absoluto).

Vagones silenciosos. Bienvenida

Cuando uno se sube al vagón una pancarta muy grande te avisa de que estás en un vagón silencioso o más o menos, porque el lema es «Bienvenidos al silencio», seguido con el hashtag #hazmute y todo patrocinado por la Fundación Telefónica y el Proyecto Mute. Como curiosidad entiendo que los vagones silenciosos siempre estarán o al principio o al final del tren, ya que en estos vagones no hay el servicio de cafetería (no pasa el carrito de las bebidas, servicio que Renfe lleva ofreciendo algunos meses y que no entiendo cómo no lo había hecho antes).

Vagones silenciosos. Cartel

Además en la parte superior de todo el vagón nos encontramos con el logo del Proyecto Mute y varias palabras «tachadas» con un RIIIIIING, lo cierto es que no queda demasiado claro que uno se encuentra en un vagón silenciosos hasta que no se fija en los asientos, quizá serían necesarios más recordatorios para que la gente sepa que se encuentra en un vagón silencioso del mismo modo que hay carteles similares en bibliotecas y museos.

Vagones silenciosos. Asiento

Cuando llegamos al asiento ya nos dice directamente que estamos en un «coche en silencio» (quiet zone), esta vez con indicaciones claras de lo que se puede y no se puede hacer:

-No se permite mantener conversaciones por teléfono móvil.
-No se permiten mascotas.
-Use un tono de voz bajo, para conversaciones largas puede usar las plataformas entre coches.
-No se emitirán mensajes de megafonía. El personal de abordo le informará de las paradas. En las pantallas de vídeo y/o los folletos podrá encontrar toda la información necesaria para viajar.
-Mantenga sus dispositivos electrónicos en modo Silencio.
-En este coche no se presta servicio de bar móvil ni restauración en la plaza, le recordamos que tiene a su disposición el servicio de cafetería.
-Utilice sus auriculares y ajuste el volumen para no molestar al resto de los viajeros.
-En este coche se ha rebajado la intensidad de la iluminación para mantener un entorno relajado.

Vagones silenciosos. Detalle asiento

 

Así que al llegar a mi asiento yo puse mi teléfono móvil en silencio (sin vibración ni nada, para no molestar), me puse a escuchar a Joana Serrat bajito y con auriculares y comenzó el viaje de regreso a Madrid. Yo sabía que era la primera vez se ponía en funcionamiento el vagón silencioso en esta línea y sospechaba que igual iba a tener problemas. Y a los 10 minutos supe que los problemas los iba a tener yo. A mi lado viajaba una señora de unos cuarenta y muchos años, escuchando música con auriculares y leyendo en su libro electrónico y todo iba bien hasta que sacó una Blackberry y empezó a chatear y me percaté que el clic clic clic que escuchaba era de su teclado. Al margen de que no tiene mucho sentido poner sonido al teclado cuando tienes un dispositivo con teclado físico, la señora estaba viajando en un vagón silencioso y debería tener el móvil en silencio. Me quité los auriculares y amablemente le dije que si podía silenciar su teléfono, ella pareció entenderlo pero se limitó a guardarlo en el bolso. A la media hora le sonó el teléfono móvil y se puso a hablar por él tranquilamente. Últimamente estoy haciendo muchos ejercicios de autocontrol así que yo seguí mirando al frente conteniendo la rabia. A la hora otra vez el teléfono le volvió a sonar (y sí, tenía el tono de llamada alto o muy alto) y volvió a contestar y a hablar. Y media hora después también le sonó a otro tipo de la fila de al lado, aunque al menos él tuvo la decencia de salir fuera del vagón a hablar a pesar de no tener en silencio su teléfono móvil.

Primer viaje en el vagón silencioso. ¿Resultado? dos móviles con sonido y tres llamadas de teléfono.

Desde luego la experiencia en este primer viaje en el vagón silencioso del AVE Barcelona-Madrid no ha podido ser más decepcionante. La gente sigue siendo igual de maleducada e irrespetuosa que en los vagones normales pero además lo es en un sitio donde uno piensa que va a encontrar un poco más de tranquilidad. En general solo he encontrado tranquilidad en las clases Preferente del AVE, también quizá porque va menos gente por vagón y hay menos probabilidades de que te toque un gilipollas. Yo opté por no ponerme borde y volver a decirle a mi acompañante que quitara el sonido a su móvil y que no podía hablar por teléfono, pero lo cierto es que los pasajeros no deberían ser policías y cada uno debería saber muy bien el sitio donde se encuentra. Como curiosidad me fijé en el resto de viajeros y no parecía que a nadie le molestara demasiado este comportamiento o si les molestaba también se estaban guardando la furia interior para ellos.

Quizá Renfe debería reforzar por todo el vagón los iconos de «silencio», «prohibido hablar por teléfono», etc. y también tener a algún azafato que se encargara de esa zona específica o alguien a quien poder indicar que otro pasajero está violando las normas del vagón silencioso. Y quizá un recargo extra de 5 o 10€ en la compra del billete ayudaría a que solo viajaran en este vagón la gente a la que le interesa este servicio. A falta de educación los vagones silenciosos son una interesante propuesta que parece que está teniendo una buena acogida, ahora solo falta que los viajeros se den cuenta que están viajando en un vagón especial y que actúen en consecuencia, de no ser así de poco servirá esta iniciativa y tan pronto como ha venido la veremos desaparecer. Yo por lo pronto seguiré intentando viajar en el vagón silencioso y ojalá la próxima vez todo suceda en silencio.

14. julio 2014 por José Luis Merino
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Comentarios (20)

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