ebooks: ¿cómo competir contra lo gratis?

Hoy en el Máster de Edición de la Pompeu Fabra hemos tenido una clase de derechos de autor desde el punto de vista de las entidades de gestión que nos la ha impartido Patricia Riera-Barsallo de CEDRO. En un momento dado de la clase salió el tema del derecho a copia privado y el derecho a la compensación por la copia privada (es decir, el canon). Y como uno no puede estar muy callado en ciertos temas tuve que abrir la boca y al hilo de «¿cómo pueden las editoriales competir contra lo gratis?» hacía la siguiente reflexión:

A día de hoy las editoriales (tradicionales) tienen varios problemas evidentes. El primero es que su modelo de negocio está cambiando y no lo quieren admitir. Pero el segundo es que el cambio les ha pillado a contrapie (y no porque no se dijera y se avisara con tiempo) y el usuario de ebooks lleva años (y digo años, no meses, ya que el ebook existía antes del iPad y del primer Kindle, cuando la tinta electrónica aún era un sueño) acostumbrado a «buscarse la vida» para conseguir unos obras en formato digital. No quiero entrar en que el creador deba ser remunerado por una comunicación pública su obra, sino que ante la no existencia de dicho material en un formato determinado (véase por ejemplo el caso de The Beatles y el mp3, hasta hace apenas un mes no estaban legalmente en digital y no por ello la gente no los escuchaba en sus reproductores mp3 o en su ordenador) la gente se ha buscado la vida para conseguir dicho material (realizando escaneados y pasando OCR, picando a mano el texto, etc.). Y ahora no se puede criminalizar al usuario por tener la conciencia tranquila cuando se le llama abiertamente pirata. La culpa es, pues, de los que gestionan los derechos digitales de las obras. Por llegar tarde y mal.

Antes era el propio mercado quien regulaba los precios: oferta y demanda. Si tú ponías algo demasiado caro nadie te lo compraba, por lo que te veías obligado a bajar el precio (en la mayoría de los casos). Ahora son los usuarios quienes ante la falta de oferta crean ellos mismos el producto y no es que el precio baje, es que el precio es directamente inexistente. Y esto sucede por la ausencia de oferta a tiempo, unos precios abusivos y el engorro del DRM para evitar la copia privada (que hace que muchos se planteen -nos planteemos- directamente en no comprar en digital).

¿Y cómo competir contra lo gratis? Aumentando la oferta existente, eliminando el DRM y adecuando los precios. Es decir, compitiendo contra la enorme oferta de la red (miles y miles de títulos), su ausencia de DRM y la gratuidad y dando el valor añadido de una maquetación perfecta (aquí no puede haber ni un solo fallo), poniendo a la venta el ebook a la vez que el pbook e inculcando cierta conciencia de que esos pocos euros van a ir a parar al autor y que es la forma correcta de compensar al creador para que siga escribiendo novelas o tratados de química o lo que sea.

Bajo mi punto de vista el canal es casi tan importante como todo lo demás, pero entiendo que los entornos cerrados (como ofrecen Apple o Amazon) no gusten a todos por el miedo al férreo control. Creo que la experiencia de usuario es uno de los puntos más importantes a la hora de pagar por software. Personalmente hasta que no tuve «la experiencia Apple» jamás había pagado. Y sí, Apple también compite contra lo gratis. Y es el ejemplo perfecto de que se puede ganar.

17. diciembre 2010 por José Luis Merino
Categorías: General, Literatura, Reflexiones, tecnología | Etiquetas: , , , , , , , , , , , | 9s comentarios

Comentarios (9)

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