Drama en el portal y sus elementos paratextuales
No sé si hay alguien por aquí que no conozca a El Hematocrítico, usuario activo en El Focoforo y en twitter (con +30k seguidores, casi nada). Hace un tiempo empezó un Tumblr titulado El Hematocrítico del Arte en el que colgaba imágenes de cuadros clásicos reinterpretados bajo una mirada contemporánea y con un poco de mala baba. ¿El resultado? Miles de visitas y un libro que ha sido todo un éxito estas Navidades.
Y hace unos meses El Hematocrítico volvió a la carga con un Tumblr titulado Drama en el portal, en él recogía esos textos vecinales curiosos que todos nos hemos encontrado alguna vez en nuestro portal. Pero en esta ocasión la participación de la gente en el Tumblr es crucial, ya que la idea era recopilar los mejores textos. Y tan solo unos meses después los chicos de ¡Caramba! Cómics han sacado un libro con las mejores imágenes.
Personalmente algunos comentarios de El Hematocrítico del arte me hicieron mucha gracia, pero los textos aparecidos en Drama en el portal no demasiada y no acababa de ver el interés del asunto en recopilarlos en un libro, así que cuando llegó a mis manos no pude sino cogerlo y llevármelo a casa. Y lo primero con lo que nos encontramos al abrir el libro es con esto:
Intento hacer memoria y aunque sí recuerdo algún libro donde se juegue con la tipografía o con la disposición del texto en la página de créditos nunca había visto algo así. Es el propio Hematocrítico (o los editores de ¡Caramba!) quienes conscientes de las posibles críticas que pudiera tener el libro deciden jugar con ello y burlarse de sí mismos. Y yo, que no tenía mucho interés en el libro y que me parecía un poco asín publicar dichas fotografías me quedo casi-casi desarmado. Pero no es hasta que uno empieza a leer el prólogo de Raúl Minchinela cuando cualquier crítica que pueda hacer al autor o a la editorial deja de tener sentido:
Señor Hematocrítico (señor por no decirle otra cosa)
Yo he sido presidente de comunidad y redactor de notas y estampador de carteles y ante todo persona humana pero en toda mi carrera y mi trayectoria no he visto nada tan indigno de ese nombre o de cuelesquiera otros como lo que usted trae en este libro (libro por no llamarlo algo peor). Yo soy una persona dialogante y soy civilizado como el que más y hombre de palabra y misa los domingos y vermú los sábados y paseo con los niños por la zona infantil del centro comercial, pero esta recopilación sólo sirve para envalentonar a los ponedores de carteles, ponedores como las gallinas, que ponen papeles porque no tienen redaños de decir las cosas a la cara, que ya me enteraré yo dónde vives, Hematocrítico, para ver si tienes lo que hay que tener y lo que viene siendo ser un hombre de verdad. Porque la gente que lo sepa, que Hematocrítico es uno de esos nombres falsos de internet para ampararte en el anonimato, no es un nombre de verdad, eso no es dar la cara. (…) Porque tú ya hacías de las tuyas en el Focoforo de internet donde escriben sus cosas los directores de cine y los dibujantes de tebeos y los escritores todos enseñoreadas que si me gusto esto que si fíjate en aquello que si triquitrí que si tracatrá, pero donde hiciste ruido es en el Twitter, cogiendo mensajes de los otros y retuiteándolos como un sinvergüenza, que si eres un sinvergüenza del Twitter, te lo digo aquí y con un privado y con un hashtag si hace falta. (…) Que primero te hiciste el blog ese de los cuadros, El Hematocrítico de Arte, que ahí hacías vandalismo, vandalismo con todas las letras (…) [y] Ahora nos vienes con esto, con un libro con el otro Tumblr, el de los carteles, haciendo daño y metiéndote ya no con tu comunidad de vinos sino con todas, recopilando los carteles que te han enviado todos esos de internet que tienes reunidos a base de retuitear como un sinvergüenza, arrimando el hombre para hacer un museo del cartel español de portal.
El libro es de lo menos casi y ya solo por la autoconsciencia y el juego con los elementos paratextuales merece la pena gastarse los 15€ en vuestra tienda de cómics favorita y echar la tarde riéndose a base de las desgracias de los vecinos del otro portal (que nunca es el nuestro). A mí -tengo que decirlo- ya me han robado el corazón.