Series recomendadas VII: Urgencias
Urgencias (ER) es una serie creada por el escritor Michael Crichton que vio la luz en 1994 y en la que se nos cuenta cómo es la vida en un hospital (y en concreto de su servicio de urgencias) desde dentro. En su concepción estaba la idea de mostrar realmente lo que allí sucedía, mostrar casos reales, respuestas reales, errores humanos. A lo largo de toda la serie vamos a ver problemas de cáncer, VIH, mutilaciones, explosiones, quemados, problemas personales, discriminación por la orientación sexual, adopciones, la guerra en África, mendigos… vamos a ver todo lo inimaginable dentro del hospital County General en la ciudad de Chicago.
Es posible que muchos se pregunten, ¿y cuál es la trama de la serie? ¿qué es lo que motiva a alguien a estas alturas a verse las 15 temporadas de Urgencias del tirón? Pues realmente no hay ninguna trama, no hay ninguna escotilla o caso que resolver, lo que en ER vemos es la vida en un hospital y de todos sus médicos. Aunque la serie abre con un estudiante de medicina, John Carter, y durante muchas temporadas ha sido el hilo conductor de la serie, lo cierto es que la serie la conduce el hospital y poco a poco nos damos cuenta de que otros estudiantes llegan, otros médicos ocupan las salas y otras enfermeras atienden a los pacientes. El County General es un hospital que nunca duerme, donde siempre entra gente por sus puertas y siempre hay alguien quien atiende. Por mucho que nos encariñemos en las primeras temporadas con Doug Ross y Mark Greene siempre habrá otros médicos que seguirán atendiendo a los pacientes.
No existe otra serie que haya mostrado el realismo del sistema sanitario americano como la serie de Crichton y ese espíritu será el que series como Battlestar Galactica, The West Wing o CSI usen para mostrar al espectador lo que realmente sucede allí. Y es que todas las series de médicos beben de ella. Ahora pienso en House y no puedo evitar ver en él la cojera y la mala leche de Kerry Weaver; o miro alguna escena de Anatomía de Grey y veo cómo eran las relaciones entre los médicos y enfermas de las primeras temporadas (posteriormente Urgencias sí que vuelve a beber de esas relaciones amorosas complicadas que vemos en Anatomía de Grey para plasmarlas y tal vez satisfacer a cierto tipo de público -en el que no me encuentro-).
Desde luego en 15 temporadas hay altibajos, mientras veía la serie se van marcando claramente las épocas y cada uno tiene su preferida. Personalmente creo que la serie debería haber terminado entre la temporada 9 y la temporada 10, después los personajes que vamos viendo se van difuminando, los arquetipos se repiten (doctor guaperas sale con enfermera, estudiante patoso se convierte en un gran médico, etc.) y no creo que ninguno de los personajes logre alcanzar a sus predecesores. Pero como ya he dicho, el protagonista es el propio hospital y los pacientes, por lo que en realidad que los personajes nos gusten más o menos debería carecer de importancia.
No recomiendo Urgencias a aquellos que no esperen la cruda realidad, a aquellos interesados por una serie bien rodada, con unos guiones excelentes en sus primeras temporadas y unas cámaras inmejorables (en realidad el manejo de las cámaras es su mayor acierto). Urgencias se deja querer en el frío de Chicago, con ese metro y esa Navidad siempre tan presente durante todos esos años. Yo decidí ver Urgencias porque es una serie con la que crecí, que vi a cachos cuando era demasiado pequeño y que luego retomé en las noches de madrugada de hace ya 10 años cuando daban varios capítulos del tirón y no paraba de grabar y regrabar cintas para disfrutar de cosas como el monólogo de Kovač a finales de la temporada 9. Si os gustan las series de médicos y tenéis tiempo, no dudéis en ver el embrión de todo lo que vendrá después. Estoy seguro de que no os defraudará.
Nota: Adjunto una captura de la escena final de la serie, en ella se nos muestra que ha habido un accidente y varias ambulancias van a llegar al County. De repente todo lo demás parece dejar de tener importancia y todos salen a la puerta preparados y en silencio, esperando la llegada de las ambulancias que poco a poco resuenan más y más fuerte. Y en cuanto las puertas de la ambulancias se abren todos saben qué hacer, dónde mandar a cada paciente, qué pruebas hay que realizarle con apenas un vistazo de unos segundos. Y la cámara se va alejando poco a poco y nos muestra por primera vez una imagen insólita del hospital que nunca antes habíamos tenido. Nosotros -los espectadores- nos alejamos de lo que ocurre detrás de esas puertas pero después de quince años tenemos el convencimiento de que allí se van a seguir salvando vidas, sabemos que esa joven estudiante que aún no ha empezado la carrera será algún día tan buen médico como lo fue su padre y que el ciclo de médicos, enfermeras y pacientes nunca se va a terminar.
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