Hoy se acaba (por fin) el Mundial
Sí, por fin hoy se acaba el Mundial de fútbol, a eso de las 22:30 probablemente millones de españoles salten de alegría para celebrar la victoria del equipo de fútbol español e inunden las calles, fuentes y plazas de todos los municipios de este país. Los abrazos de alegría, la exaltación de los colores patrios (que no de la bandera española, sino de la roja), la vuvuzela como arma sonora definitiva (¿quién se acuerda ya de los megáfonos?) y sobre todo de cierto sentimiento de unidad nacional (¿de verdad existe ese sentimiento?).
Siento ser un poco pesado con el tema para todos aquellos que me leéis a través de otros medios, pero como en este blog no había expresado lo que opinaba sobre ello creo que va siendo hora de hacerlo (nótese que he esperado a hacerlo a última hora). No es un gran secreto que yo no soy forofo del «deporte nacional». Lo cierto es que tuve una época, de pequeño, en que jugaba de defensa izquierda en el patio del colegio, recuerdo haber lesionado a uno de los empollones de clase con una entrada de esas que marcan hueso y carne y también recuerdo cómo en secundaria los únicos temas de discusión eran el fútbol y la política. Pero todo eso queda muy lejos. Ahora no veo el fútbol si no es para estar con los amigos tomando unas cañas o hablando de lo que sea. A ellos les gusta el fútbol y es de los pocos motivos por los que casi todos dejan lo que estén haciendo (incluyendo estudios, novias o trabajo) para sentarse frente al televisor y mirar al césped. De hecho el Fifa para la Xbox tampoco lo tengo nada más que para jugar con la gente (jugar solo, me parece muy aburrido -eso explica lo malo que soy, supongo-).
¿Y qué es lo que opino del Mundial? Pues que es un evento cansino, donde el ruido que está produciendo ensordece el resto de noticias y problemas de la nación (panem et circenses). Cuando vi la página que había creado twitter para el Mundial me quedé muy sorprendido, pero después de ver las caídas del servicio web en las horas del partido (ni keynote ni leches) acabé comprendiendo que twitter ha dejado de ser un servicio de «early adopters» para ser un servicio muy usado en el mundo por todo tipo de personas. Si leo la prensa la mitad de las noticias son sobre el tema fútbol, sobre el dichoso pulpo (¿soy yo el único que se enteró sobre el tema del pulpo en el último partido de España?) y demás. Para ejemplo la portada de El País digital de hoy:
En los informativos abren con la noticia del fútbol y se están 10 minutos hablando del tema, para luego en la sección de deportes (sección que de por sí ya dura más de lo necesario, ¿por qué no hacen un programa de deportes fuera del telediario?) retomar el tema, ocupando como la mitad del telediario en hablar de fútbol y os prometo que eso no es una exageración. Algunos me dirán que el hecho de que España llegue a una final de un Mundial es algo histórico (es decir, que hace historia -y en el sentido de que nunca había llegado, pues sí, lo es-), a lo que yo responderé con que si España llegara a la final de cualquier otro deporte no se haría esta cobertura (tal vez excepto en el caso del Baloncesto).
Multitud de páginas han incluido sus guiños hacia el partido, por ejemplo la popular red social Tuenti ha incluido un código (:LAROJA; obsérvese que no :ESPAÑA o :BANDERA, curioso) para poner la bandera de España en el estado y según su página principal ahora mismo hay más de 5 millones de personas con ella:
También en Facebook hay muchas promociones, por ejemplo Nokia Spain ha creado una aplicación llamada Mundial de amigos que consiste en ir añadiendo amigos de cada uno de los países (por desgracia yo no soy tan internacional) y el que lo consiga entra en el sorteo de varios premios. Y MediaVida ha cambiado para la ocasión el logo de la cabecera por este:
En fin, que supongo que os hacéis una idea con estos ejemplos de que la «locura» ha llegado a muchos medios. Y yo entiendo que el fútbol sea el deporte favorito de este país, lo que no acabo de entender es que gente que nunca ha visto un partido (y no estoy hablando de situaciones hipotéticas) se desviva ahora porque un tipo en pantalones cortos meta un gol (un tipo del que no saben ni su nombre). Me comentaba un amigos que está en Holanda de Erasmus y que nunca ha sido futbolero que cuando estás fuera las cosas se viven de otra forma. Me gustaría estar fuera para poder comprobarlo.
No obstante, ¿alguien me explica qué derecho tiene la gente a estar pitando a las 2 de la mañana por las calles? ¿No habíamos quedado que era delito tocar el claxon por la ciudad? ¿Y por qué la policía no hace nada? Y estoy hablando en serio, no me parece ni medio normal lo de los pitidos, puedo entender los gritos y el sacar la cabeza por la ventanilla del coche -con suerte acabará destrozada con otro coche en dirección contraria haciendo lo mismo- y gritar a la gente como si fuera lo más importante que les ha pasado nunca. De hecho para cierta gente parece que es lo más importante que les ha pasado (y les va a pasar en la vida) y por desgracia me temo que no es una hipérbole, por ejemplo en el blog de Aprendiz de Amélie ella comenta lo siguiente: «Me siento muy afortunada de vivirlo, de pertenecer a esta generación que quizá mañana pueda afirmar: “En el 2010 ganamos el Mundial”.
A lo mejor yo soy el raro (sí, siempre he sido el raro para muchas cosas), pero desde luego ganar un deporte no marca a una generación, marca a una generación la caída del muro de Berlín, la llegada del hombre a la luna, el día en que murió Franco o vivir el festival de Woodstock, pero no ver por la televisión unos partidos de fútbol. Me niego a aceptar eso que pueda marcar a alguien el resto de su vida.
Respecto al tema de llevar la camiseta de España por la calle o colgar las banderas de los balcones es algo que no me molesta, aunque tampoco lo entiendo. Si el resto del año no está bien visto socialmente, ¿por qué en estos momentos sí? ¿tal vez porque esas banderas representan a la Selección y no al país? ¿pero no hablábamos de unidad nacional? Qué cosas.
En un polémico artículo Piquero decía lo siguiente:
No es un secreto que deseo que pierda. Entre otras cosas, me revienta tanta banderita española en los balcones. Estos días todas las casas me parecen cuarteles de la Guardia Civil. Pero sobre todo me molesta tanta estupidez gregaria, esa obligación ambiental de que apoyemos a la Selección Española. Iba a decir que los destinos de la Selección Española me dejan indiferente, pero no. ¡Ojalá! Tengo que tragarme a la Selección Española cada vez que abro un periódico o pongo la tele. Y si no lo hago, también. Y toda esa gente que dice: “Hemos marcado tal” o “La próxima jugamos contra tal”, como si los que lo dicen también jugaran.
Como ya he dicho en algún otro sitio, después de lo del Mundial que a nadie se le ocurra llamarme «pesado» cada vez que hay una keynote de Apple y lo comente por twitter o si hablo del Evento Blog España o de algún festival. Al próximo que me diga que los «frikis» hacemos mucho ruido con ciertas cosas le voy a meter una vuvuzela por el recto. En serio, me pienso comprar una para poder amenazar de verdad con ello.
Y ahora si me disculpan, voy a preparar mi iPhone porque esta tarde mientras todo el mundo esté viendo el partido algunos saldremos a la calle a fotografiar una España desierta.
P.D: Lo único bueno que he visto gracias a El Mundial es el anuncio de una conocida marca de cervezas, ya que han escogido una canción de Micah P. Hinson. Algo bueno tenía que tener.
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