El sueño inglés
El sueño americano nos pilla muy lejos a la mayoría, si preguntas por la calle supongo que los más jóvenes del lugar no sabrán lo que les preguntas: ¿hamburguesas y patatas extra grandes? No, queridos.
El sueño de los españoles de 20 y 30 es el sueño inglés, el de los miles de jóvenes que cogen un avión lowcost con dirección Londres para buscarse la vida después de meses sin conseguir nada en su ciudad de residencia. Con una maleta, como aquellas maletas que nuestros abuelos usaban cuando se iban a Alemania o a Austria a trabajar y a medrar en la vida, con su inglés «nivel medio», con su smartphone último modelo que permite instalar una aplicación diccionario y un plano de la red de metro por si las moscas, con algunas libras en el bolsillo y con una lista de hostels baratos en zona 2 ó 3 que les permitan quedarse unos días sin morir en el intento. Bienvenidos al sueño inglés.
Y allí a buscarse la vida, a sonreír más que ninguno, a ponerse guapos para las entrevistas que muchas veces ni saben de qué son, a aguantar que familiares y amigos les escriban y les pregunten que si quieren volverse ya a casa, que solo tienen que decir ay y lo pueden dejar todo, que nadie les va a decir nada por volverse a casa con el rabo entre las piernas.
Pero ellos echan de menos su patria y leen la prensa extranjera y los enlaces que sus amigos comparten en Facebook y twitter y entre el que se jodan, la subida del IVA, las manifestaciones que lo llenan todo, la vuelta atrás en los derechos, la tasa de desempleo que no para de crecer y sobre todo la amargura de todos aquellos que se han quedado y que no saben qué hacer con su vida y que siempre ponen una mueca cuando se les pregunta por el tema… deciden aguantar y quedarse, porque el sueño inglés, por muy difícil que sea, parece más cercano a todo lo que les puede ofrecer el país que pagó sus estudios y que les dio todo lo que son ahora. Y yo no les culpo por no querer volver.
La fotografía la he sacado de aquí.
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