El inicio de la verdadera edición digital

«Llamar edición digital a una mera traslación de lo que hay en papel a digital es erróneo”

Estamos viviendo una época de cambios en el sector editorial como nunca antes se había producido (y tal vez por eso a mí me motive tanto este campo, no lo sé). Ayer mismo conocíamos la noticia de que Amazon vende más ediciones de libros electrónicos que de tapa dura y no creo que pase mucho tiempo hasta que la coletilla «de tapa dura» desaparezca, ya que a lo que más ataca la edición no física es a esas ediciones cutres y de bolsillo que dejamos tiradas en cualquier sitio, que vendemos en algún portal de anuncios como eBay o que regalamos sin decirnos nunca eso de ¿a quién se lo dejé? En este interesantísimo artículo de booksquare hablan del tema, cito lo más relevante:

“Print is not dead. It is not even dying, at least not yet. Think of print like an overweight beast, shedding excess weight. The result is a leaner, more defined, more beautiful experience. (…) There’s no telling what book might find a place in a permanent collection, but five seconds in a used bookstore (physical or digital) is enough to prove that much of what is printed isn’t valuable enough to remain a permanent part of most libraries. These are the type of books I believe we’ll see dying in print first. (…) What is important is that these print version be quality — good covers, excellent paper, binding that doesn’t fall apart. Handmade, one-of-a-kind, original, limited edition, personal.”

Aquí una libre traducción hecha por mí para los que tengan problemas con el inglés:

«Las ediciones impresas no están muertas. Ni si quiera se están muriendo, al menos no de momento. Piense en ellas como en una bestia con sobrepeso y elimine ese sobrepeso. El resultado será algo más definido, una experiencia más hermosa. (…) Aquí no les voy a contar qué libro debería tener sitio en una colección permantente, pero cinco segundos en una tienda de libros usados (física o digital) es suficiente para demostrar que gran parte de lo que está impreso no es lo suficientemente valioso como para seguir siendo parte de la mayoría de las bibliotecas. Estos son el tipo de libros que creo que veremos morir en primer lugar. (…) Lo más importante es que las versiones impresas sean de calidad (buenas portadas, excelente papel, que no se deshojen). Hechas a mano, originales, ediciones exclusivas y personales.»

Al margen de cómo afecte la edición digital al libro impreso, estamos en el momento exacto para ver cómo va cambiando el paradigma editorial. Simplemente hay que distanciarse un poco y ver que las ediciones digitales que se llevan ofreciendo en los últimos años no son en realidad a lo que deberíamos llamar ediciones digitales. Sí, claro que no son en papel y sí, podemos descargar los libros de Amazon y pasarlos a nuestro dispositivo o entrar en una de las librerías virtuales afiliadas a Libranda y empezar el tortuoso sendero para obtener nuestra copia a través de Adobe Digital Editions. Pero lo que obtenemos es una edición que en la mayoría de los casos no pasa de ser una copia screener del original.

¿Y a qué deberíamos considerar la verdadera edición digital? Pues es bastante sencillo, a las ediciones digitales de cualquier texto escrito pensadas y creadas únicamente para leerse en un soporte que no sea el papel (da igual si es la pantalla del ordenador, un e-reader o el iPad).

Vamos a hacer un breve recorrido sobre unas pocas aplicaciones que han ido saliendo, primero simples demos y luego ya para el dispositivo de Apple, que gracias a la ausencia de tinta electrónica (sin duda, la parte más criticada del dispositivo junto con su elevado precio) ha sido el vehículo ideal para esa revolución (¿será por esto mismo que Steve Jobs dijo que el tablet era lo más importante que había hecho en su vida?):

Paso 1. Diciembre de 2009. Demo de una aplicación de Sports Ilustrated para un tablet (en mayo de 2010 dejó de ser una demo, se presentó en la Google I/O 2010)

Paso 2. Febrero de 2010. Aplicación de Adobe & Wired Magazine para un tablet (que más tarde estaría disponible para iPad).

http://www.youtube.com/watch?v=T0D4avXwMmM

Paso 3. Marzo de 2010. Apple lanza su dispositivo iPad, incluyendo la aplicación iBooks.

Paso 4. Abril de 2010. Aplicación para iPad de Alicia en el país de las maravillas. Aplicación para iPad de Toy Story.

Paso 5. Julio de 2010. Actualización 1.1 de iBooks que permite ver vídeos y sonidos integrados en los libros (a finales de junio ya lo había hecho Amazon con su Kindle Editions). Penguin & Starz lanzan la aplicación para iPad de Los Pilares de la Tierra, con vídeos de la serie de televisión y contenido adicional.

http://www.youtube.com/watch?v=3hrcOZQFOFA

Con estos cinco pasos hemos visto en poco más de 7 meses cómo hemos pasado de una simple demo -un concepto de lo que deberían ser las revistas digitales- a cómo el lanzamiento del iPad ha arrastrado a todos y ha logrado que la mayoría de los periódicos y revistas tengan aplicación para iPad.

Para mí está claro que ha sido necesario que primero las revistas se adaptaran al nuevo medio, para justo después hacerlo con la versión menos relevante de la literatura, los libros para niños (y me resulta enormemente irónico que fuera con la aplicación de Alicia en el país de las maravillas, ¿soy al único al que estas cosas le hacen gracia?). Una vez que las revistas y los libros para niños dan el salto, poco queda para que la literatura «de verdad» lo haga. No quiero extenderme aquí hablando de la Teoría de los Polisistemas, pero este caso es un claro ejemplo de cómo los cambios se dan primero en la periferia del sistema literario (entandamos por periferia los libros infantiles y las revistas) y cómo ello afecta al centro, que adopta las reglas de la periferia y que cambia con ella.

No voy a decir que la versión de Los pilares de la tierra para iPad vaya a suponer la revolución, pero sí un punto de partida. Dicha aplicación salió ayer a $12,99 frente a los $9,99 que vienen siendo habituales y aunque tal vez pueda parecer cara, lo cierto es que es la primera vez que estaremos pagando por un valor añadido al simple texto. Siguiendo con el símil de las películas, por fin tenemos un DVDRIP de nuestra película screener. En mi opinión el fallo más gordo está en que dichos libros (tanto el de Carroll como el de Follet) son aplicaciones independientes y no están dentro de iBooks o Amazon, por lo que se pierde contexto dentro de nuestra biblioteca virtual.

No sé cuál será el siguiente paso dentro de la industria editorial, aunque creo que lo lógico sería utilizar las herramientas que Amazon o Apple ya ofrecen para maquetar y vender los libros dentro de sus tiendas virtuales, ofreciendo a los lectores ese valor añadido, ese nosequé que las ediciones digitales de ahora no tienen. Ha llegado el momento en que los amantes del tacto y del olor de los libros deban mirar a su rechoncha bestia y decirle adiós, porque llega el verano y toca ponerse a dieta.

21. julio 2010 por José Luis Merino
Categorías: General, Literatura, Reflexiones, tecnología | Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , | 8s comentarios

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