Dinero, Pablo García Casado
Las etapas de exámenes y de entrega de trabajos suelen sacar de mí mismo al chico productivo y trabajador (literariamente hablando) que en situaciones normales tiene una pila de libros «por leer» o le da pereza ponerse a escribir un relato o un poema (supongo que es algo normal y nos pasa a todos… en cuanto tenemos que hacer algo «obligados» miles de cosas acuden para salvarnos y que no hagamos dichas obligaciones).
Pues como este jueves tengo mi primer examen (un parcial de una asignatura anual, fuera del periodo de exámenes, Literatura Hispanoamericana) he estado leyendo estos días Dinero, de Pablo García Casado.
Este libro de poemas está escrito en lo que para muchos sería la llamada «prosa poética» (término que a mí me parece insuficiente para este tipo de composiciones), yo más bien los llamaría «poemas narrativos», aunque obviamente no tienen por qué «narrar» nada (si bien en la gran mayoría así son).
Conocí la existencia de Dinero a través del blog del señor Vicente Luis Mora y después de ver el montaje de la página y de la recomendación de Mora, el libro se añadió a la lista de libros (de poesía) que tenía leer. Un par de semanas después se comentó en una de las reuniones de El COLMO Colectivo y al copiar «la lista de los 10 mejores libros de poesía del 2007» de El Cultural en el blog de El COLMO volví a recordar el libro, ya que aparecía en el puesto número 7.
¿Mi opinión? Pues me ha gustado, pero hay ciertos poemas que me han dejado bastante indiferente, no porque no comprenda de qué hablan, sino porque les falta algo… hay algo en ellos que no acaba de transmitir todo lo que en teoría deberían transmitir. No obstante es una lectura más que recomendable. Para muestra os transcribo un par de poemas (los que más me han gustado):
Dice que no está, que se fue de viaje. Está nerviosa, me ofrece un café, no gracias, deben mucho dinero y yo he venido a cobrarlo. La hija mayor está viendo dibujos animados, El Rey León, a mi hijo le encanta, se sabe todas las canciones. Los niños aprenden rápido. El pequeño me mira desde la trona con la boca llena de papilla, muy serio, con los ojos azules de su padre. Mi marido es quien lleva las cuentas, dice, yo no sé nada de papeles. Le entrego un documento firmado por los dos, sí, ésta es mi firma, dice, él dijo que no me preocupara, que era bueno para los dos, bueno para los niños, que todo se arreglaría. Él y su negocio de barcas de recreo. Lleva dos meses fuera, le he dejado mensajes al móvil, pero no responde. Los niños preguntan por su padre, dónde está papá, dónde está papá, y yo no sé qué decirles. Todo eso está muy bien, señora, pero ahora hablemos de dinero.
(Trampas, Pablo García Casado)
Cuando leí el siguiente poema pensé inmediatamente en Alicia y por ello «se lo dedico» (a ella y a todos los opositores que conozco, que cada día que pasa me entero que más y más gente se está preparando las oposiciones…):
El sueño de un tendero jubilado, ¿nombre del padre y de la madre?, y de un ama de casa que ha planchado cien veces la misma camisa. Una vida perdida en bibliotecas, ¿nivel de estudios?, ¿formación complementaria?, tentado por cursos a distancia y dinero rápido. Temario de oposiciones. El sudor de las preguntas de cultura, cuál es la capital de Checoslovaquia. Y luego aceptar cualquier cosa, fijo más comisiones, cualquier cosa. La culpa y unas ganas terribles de escapar, ¿está dispuesto a cambiar de residencia?, nadando contracorriente en supermercados descuento. Latas de oferta, pasta de oferta, ¿qué conoce del sector de la distribución alimentaria?, mucho pan, pan y fruta. Coches que aparcan en doble fila, ¿dispone de vehículo?, con los remates cromados y las lunas tintadas. Las manos curtidas de sus jóvenes conductores, llenas de grase y experiencia. ¿Cuáles son sus aficiones?
(¿No has pensado en prepararte unas oposiciones?, Pablo García Casado)
Y por último un poema que me gustó mucho en la primera lectura, pero tuve que releerlo un par de veces para atar algunos cabos:
Dame una semana. Yo lo he visto sudar en el garaje, ayudando con la carga, uno más y nos vamos. Seis camiones, 1000.000 litros al mes, una gota en el mar de petróleo. Me dice que está esperando que paguen los suecos. Pero llega el martes, Suecia no paga, y yo, mira, no puedo esperar, voy a tener que cortarte el suministro. No puedes hacerme esto, y lleva razón, es un buen tipo, de los que ya no quedan, un tipo con las manos llenas de grasa. Uno de sus camiones cayó por un barranco hace tres meses, siniestro total, el chaval se ha quedado tetrapléjico. No tenía papeles. Aquí no ha pasado nada, dijo el hermano, pero quieren su dinero y eso es justo. ¿Puedes entenderlo, Alfonso? Llevo dos meses esperando, te había dicho el martes, ¿verdad?, teníamos un trato, ¿no? Su respiración al otro lado, dame una semana. Lo siento, tío, no soy Dios. Y colgué.
(Kuwait, Pablo García Casado)
Pingback: Desde este otro lado » Versátil.es III