Versátil.es III

Nota aclaratoria: Esta pequeña crónica, al igual que la del año pasado, las hago en calidad de asistente y no como miembro de El COLMO Colectivo o parte de la organización. Con esto quiero decir que las cosas que digo (para bien o para mal) son única y exclusivamente mi opinión y que no tienen que ser (y en la mayoría de los casos no lo serán) compartidas por la organización o el resto de “colmillos”.

Como ya anuncié en su momento, del 11 al 13 de marzo se celebra en el Salón de Grados de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Valladolid, el III Festival de la Palabra: Versátil.es

Muy cansado me siento frente al ordenador, me pongo un disco de música buena en inglés (The Brit Box UK Indie, Shoegaze and Brit-Pop Gems of the Last Millenium) e intento no pensar en nada más que lo que ha pasado en el Salón de grados de Filosofía y Letras (Universidad de Valadolid)… Ahora únicamente se me permite “pensar en poesía”.

Cartel Versátil.es III

Martes 11 de marzo:

17:30: Presentación del encuentro

Un poco tarde (si cuela echemos la culpa a la prensa, ¿verdad?), 10 minutos de presentación y formalidades y que dé comienzo el festival.

18:00: Mesa redonda: “Escribir al margen. El lugar de la poesía en el sistema literario”
Participantes: Juan Manuel Rodríguez Tobal, Ariadna G. García, Alfredo Saldaña, Javier Fernández, Beatriz Hernanz Angulo
Moderador: Javier García Rodríguez

Dicen que la Teoría de los Polisistemas (enunciada por Itamar Even-Zohar) está muerta en la actualidad, que ya no sirve, que ya nadie trabaja con ella (yo me he empeñado en trabajar con ella, pero ese es otro tema del que hablaré en su momento), pero en realidad mi mente únicamente veía por todos los sitios en la conferencia mesa redonda Teoría de los Polisistemas, margen, centro, periferia, canon…

Para quienes no conozcan esta teoría, Montserrat Iglesias tiene una definición bastante acertada:

Todas ellas [las teorías sistémicas] entienden la literatura como un sistema socio-cultural y un fenómeno de carácter comunicativo que se define de manera funcional, es decir, a través de las relaciones establecidas entre los factores interdependientes que conforman el sistema (…) se preocupan principalmente por describir y explicar cómo funcionan los textos en la sociedad, en situaciones reales y concretas. Por ello, en lugar de dedicarse a la interpretación de una serie de obras canónicas, atienden a las condiciones de la producción, distribución, consumo, o institucionalización de los fenómenos literarios (Montserrat Iglesias, “El sistema literario: Teoría empírica y Teoría de los Polisistemas”, Avances en Teoría de la literatura, p. 310).

En realidad la mesa redonda fue más bien un posicionamiento de posturas (escritas en la mayoría de los casos en casa) y poca interacción real entre los participantes, si bien hubo palos para todos, claro.


19:30: Lectura de Poemas de Juan Manuel Rodríguez Tobal y Beatriz Hernanz Angulo

Juan Manuel Rodríguez Tobal, además de amigo de Pedro (y sí, cualquier persona certificada como tal, algo raro/especial tiene que tener), profesor de secundaria y traductor (excelente traductor) de los clásicos, tiene una gran voz y una poesía que tal vez a mí no me llegue lo suficiente por la edad, estoy convencido de que dentro de 20 años me encantará:

En primavera mueren los lagartos,
los enfermos de amor
y ciertos árboles.
Los niños de Mompayo,
en primavera,
levantan breves tumbas junto al río
con sus cóncavas manos sin leyenda.
Nunca esperan milagro
de primavera
los niños.
También mueren los pájaros.

(Los niños del Monpayo, Juan Manuel Rodríguez Tobal)

Beatriz Hernanz Angulo ha ejercido (y ejerce) la labor como crítico en diferentes medios y es por ese motivo que me extraña mucho su poesía, ya que me da la impresión de que escribe como obviando todo lo que se ha escrito en los últimos 25 años. A lo mejor soy demasiado moderno o poco clásico, pero para mí el usar palabras como ‘obliquas’, ‘quemazón’, ‘llanto’ o ‘elocuente’ (por poner unos ejemplos, hay muchas más) no convierten a un texto poético en algo más poético. Sus imágenes no nos dicen nada nuevo, están secas.

Aunque en su vena más clásica creo que tiene algún acierto, como el siguiente poema:

Del mar brota entonces lo desconocido
familiar, el abandono celeste,
la perseverancia del desorden.
Héctor, sediento de éxtasis,
busca
el apóstrofe de la luz,
el desamparo de la certeza,
la seguridad de los cobardes,
el fulgor en los escombros.
El veneno de un puñal,
amante y esperado,
cañamazo de desdichas.
En el principio Perséfone era un árbol
la mujer fue incluso un bosque,
el estupor y el silencio

*

Por ti todo lo he olvidado,
mi niñez y mi patria.
Bebí tu vino. A tu mesa
me senté.
Con pies de medianoche
recibí los abrazos del viento.
Intriga, astucia, tiempo.
Una marea infinita del mundo
hacía alto el terror de tu éxito.

*

Inventaré palabras nuevas
Para hablar con tus silencios.

Un enjambre de verbos incide en la dulce luz
Que robo ilesa de tus ojos.

Una infancia llena de oscuros secretos,
De palabras afrutadas,
De verbos ensimismados en el tiempo.
-El miedo también es un camino,
un corredor de sombras
que apura el opio perfumado del olvido-.

Tus uñas obscenas,
Ácidas de noches lentas,
Descienden por mi cuerpo,
Arañan
La transparencia súbita de enero,
Una carne de luna
Alegre en la derrota,
– nunca es para siempre –
Con la complicidad de las fronteras.

Al norte del futuro hay una palabra
Que espera ser escrita,

Tal vez pueda sobrevivir a tanto olvido hacia dentro.

(Del mar brota entonces lo desconocido, Beatriz Hernanz Angulo)

Y el primer día de Versátil.es acaba. Después a tomar algo, a ver Signos Arañados, a hacernos muchas muchas fotos con cara sonriente.

Miércoles 12 de marzo:

11:00: Lectura de poemas de Javier Fernández y Ariadna G. García

Javier Fernández. Ariadna G. García

Tenía muchas ganas de ver cómo leía Javier Fernández, pero apenas leyó 3 poemas… y decidió no leer aquel que comienza así:

Una niña. Otra niña. Borrachas. Las dos. En el baño. Se besan. Con dulzura. ¿En la bañera? Tumbadas. En la cama. Fingen. Dormir. Abrazadas. Se acarician. Las tetas. Borrachas…

En su lugar leyó otras cosas que más tienen que ver con la narrativa o el ensayo que con la poesía (cosa un tanto extraña, la verdad, estando donde estábamos… en un encuentro de poetas y de poesía). Me quedé con las ganas de ver cómo leía algo de Casa abierta. Y además me quedé con ganas de decírselo.

1. La pantalla del televisor emite luz; la superficie del papel, la absorbe. La actividad de la lectura supone para los ojos un esfuerzo mayor que la simple contemplación de la pantalla, provoca vista cansada, jaquecas y, en muchos casos, insomnio. Ver TV, por el contrario, es una experiencia atractiva, fácil y placentera para los sentidos, y no resulta incompatible con el descanso.

2. La TV es un invento moderno y como tal se ha adaptado a los tiempos actuales más rápidamente, y de manera más efectiva, que el libro. Vivimos en la era de la Tercera Revolución Televisiva, después del color y el cable. La TV es cada día más interactiva. Combinándola con un teléfono, preferentemente móvil, el telespectador adquiere la capacidad de influir en el desarrollo de determinados programas, mostrar sus opiniones a la audiencia, participar en innumerables actividades y juegos y ganar premios de diversa cuantía p. e. 6.000 euros.

3. La programación de TV, a lo largo y ancho de sus numerosos canales, es variada, inagotable, contemporánea, a menudo inesperada y siempre diferente. Aun cuando el precio medio de un libro sea inferior al de un televisor, a corto plazo la TV resulta más barata que el libro, puesto que el contenido de este último es estático y, una vez leído, previsible.

(…)

(Diez razones para ver la TV en lugar de leer un libro, Javier Fernández)

Aunque nos quedamos sin saber qué significa la ‘G’ de Ariadna G. García, su lectura fue muy estimulante. Tengo ganas de leer tranquilamente un par de libros suyos. No sé cómo no lo he hecho antes.

Mientras tú descansas sometido por el sueño, ellos
remarán por el mar encalmado hasta que llegues
a tu patria y a tu casa, por distante que esté.
LA ODISEA

Hace bastante tiempo que me siguen
las sombras alargadas de dos niños
huyendo por la noche de su casa.

Jugaban con los cliks a la conquista
de un nuevo territorio en el salón,
sus cañones lanzaban bolas negras
que la madre barría
detrás de cada mueble. Sin embargo,
jugaban sin la prisa de costumbre
por acostarse pronto; aunque el colegio,
astro oscuro apostado en la ventana,
mirase preocupado
la batalla sin fin sobre el parqué.

Sonó entonces el timbre de la puerta.

Llegaron, para asombro de los niños,
algunos familiares de muy lejos
cargados de mochilas que llenaban
con la ropa doblada en los armarios.
Dijeron que venían en su busca
a llevarlos consigo a un nuevo hogar.

Dejaron el ejército a su suerte.

Enterraron la infancia en aquel piso.

No habría más meriendas en verano
bajo un sauce llorón de la piscina.
Tampoco atentarían contra el sueño
profundo de los padres las mañanas
de los días festivos, en que entraban
silenciosos al cuarto, a despertarles.

Ninguno de los niños conquistó,
con sus soldados fieles al Imperio
de los Austrias, el territorio virgen
del suelo de terrazo, ni las cumbres
azules del sofá
de su nuevo salón; pues se dejaron
las tropas en la casa abriendo fuego
contra el avance, al este, de los turcos.

Entraban, abrazados, en la lluvia
dispuestos a partir en la gran noche
cuando se dieron cuenta del olvido.

Fue demasiado tarde.

Aquella última noche de diciembre
los niños descubrieron que su mundo
al mismo tiempo era y no existía
más allá de la luz de la memoria.

Es por eso que hoy dudo de que tengan
un rango superior al espejismo

las cosas
que van siendo
desde entonces.

[Actualizado a 16/03/2008: Siento haber tardado tanto en colgar el resto de la crónica de Versátil.es, pero entre las altas horas a las que llegué a casa el jueves por la noche… lo cansado que estaba el viernes, mi último día del curso de método y el concierto de Lucas 15… poco tiempo he tenido]


12:30: Lectura de poemas de Alfredo Saldaña y Pablo García Casado

Alfredo Saldaña. Pablo García Casado

Además de ser un tipo muy majo, Alfredo Saldaña es un poeta interesante. Lo cierto es que apenas pude escuchar su lectura, ya que tuve detrás de mí durante toda la sesión a unas amables chicas que no hicieron más que hablar (¿qué se puede comentar durante una lectura?), cuchichear, reír…

La vida -uno de los rostros
de la muerte- lo mató
aunque lo matara otra metáfora.

(Variante)

Qué más da qué metáfora lo matara,
la vida al fin y al cabo le dio muerte.

(Homicidio, Alfredo Saldaña)

Y después tocó el turno a la gran estrella (al menos para mí) de esta edición de Versátil.es, la lectura de Pablo García Casado. Después de la lectura (fallada en cuanto a lo poético) de Javier Fernández, tenía algo de «miedo» de que sucediera lo mismo con García Casado, pero no fue así. Después de su presentación, García Casado leyó sin dar las gracias ni decir ninguna palabra 2 poemas de su poemario Dinero (del que ya hablé en otra ocasión). Eso sí, después de estos 2 poemas ya dio las gracias y habló un poquito sobre lo que iba a leer.

Como las amigables chicas que estaban sentadas detrás de mí seguían hablando y yo no me quería perder su lectura, un bufido salió de mi boca (efectivo, eso sí), creo que me pasé un poquito… y se convirtió en la coña hacia mi persona en este Versátil.es (…)

Me quedo con la lectura de este poema, creo que se está convirtiendo en mi favorito:

Dice que no está, que se fue de viaje. Está nerviosa, me ofrece un café, no gracias, deben mucho dinero y yo he venido a cobrarlo. La hija mayor está viendo dibujos animados, El Rey León, a mi hijo le encanta, se sabe todas las canciones. Los niños aprenden rápido. El pequeño me mira desde la trona con la boca llena de papilla, muy serio, con los ojos azules de su padre. Mi marido es quien lleva las cuentas, dice, yo no sé nada de papeles. Le entrego un documento firmado por los dos, sí, ésta es mi firma, dice, él dijo que no me preocupara, que era bueno para los dos, bueno para los niños, que todo se arreglaría. Él y su negocio de barcas de recreo. Lleva dos meses fuera, le he dejado mensajes al móvil, pero no responde. Los niños preguntan por su padre, dónde está papá, dónde está papá, y yo no sé qué decirles. Todo eso está muy bien, señora, pero ahora hablemos de dinero.

(Trampas, Pablo García Casado)

Y después cafetería, darme cuenta que la chica que hablaba con García Casado no era otra que Mercedes Díaz Villarías, hablar un ratito con Alfredo Saldaña e invitar a Christian Supiot a comer a mi casa. Comida exprés y vuelta a la facultad para el ensayo de la lectura de los «colmillos» del jueves por la mañana.

En el ensayo todos nerviosos, como si en verdad hubiera público… y lo cierto es que sí lo había, Alfredo Saldaña (que se iba ese día por la tarde-noche y no podía estar en la lectura del jueves), Ana Isabel Conejo y Mercedes Villarías estaban ahí, observando cómo unos pobres chicos iban a dar su primer recital público. Y el ensayo quedó bien.

Más tarde Eme se acercaría y me diría eso de «ya que tú no me dices nada, te lo digo yo» (uno que es un poco tímido, ya se sabe). Cuatro palabras pero muy buena impresión.


18:00:
Lectura de poemas de Ada Salas y Ana Isabel Conejo

Ada Salas tiene una poesía intensa, interesante… aunque a mí no me llega demasiado. Supongo que «no es mi estilo».

No duerme el animal que busca
sin alimento. Huele
y está tan lejos todavía
el aire de su presa.
Y vagará en la noche.
Con la sola certeza de su hambre.
Ciego

porque una vez ya supo

de ese breve temblor
bajo su zarpa.

(No duerme el animal, Ada Salas)

Después leyó la fantástica Ana Isabel Conejo, me gustó mucho todo lo que leyó y la lectura de sus poemarios ya está apuntada en mi lista mental. Se limitó a leer poemas de su último libro, Rostros (2007) y la única pega que encuentro es no conocer los «rostros» de los que hablan los poemas (y en el caso de la gente joven, es algo que puede suceder).

Ya, pero el amor,
los relojes, las madreselvas, la brisa de las pistas
de aterrizaje, los pañuelos
anudados al cuello,
las gabardinas de color pistacho.

Pero siempre el amor, sus escalpelos
de cirujano de Beverly Hills,
su costura invisible en los bajos de una falda.

Ya, pero siempre el frío, los reflejos
de los escaparates sobre las avenidas,
siempre la luz del miedo de una pérdida
sobre tu cara triste,
de persona sin suerte.

Pero siempre el amor, esos aviones
que parten, esas huellas de neumáticos
en los senderos de grava del jardín.
Pensamientos y dalias
y otras lujosas flores
del otoño.
Pero siempre el aroma delicado
de las intimidades sin futuro…

(Deborah Kerr, Ana Isabel Conejo)

Después del pequeño descanso hubo una performance de una artista local (lo siento, no sé su nombre) basada en el poema «A la deriva» de Ana Isabel Conejo. Yo lo grabé desde el tercer piso de Filosofía y Letras con mi móvil y aunque la calidad no es la mejor, supongo que la gente que no lo vio se puede hacer una idea.

Ana Isabel conejo

http://www.youtube.com/watch?v=VnLm-qBZN-c

Y luego tuve que acompañar al coche a Jose Pablo Barragán y Ana Isabel Conejo para coger las maletas de Ada Salas que estaban en su maletero… Y por el camino Ana Isabel me dijo que le había gustado el poema que había leído en el ensayo (imagino que únicamente intentara ser agradable).


19:30:
Lectura de poemas de Esperanza Ortega y Julieta Valero

Llegué tarde a la lectura de la palentina Esperanza Ortega (debido al ir y venir de maletas) así que me perdí parte de su lectura. Pero para remediarlo me he sumergido en su lectura (gracias a google), ya que entre palentinos al menos debemos darnos una oportunidad.

Nadie ha vertido
sobre su alfombra
las tinajas
ni golpea en su noche
los barrotes del sueño

-ella intenta alcanzarlos-

pero nadie
nadie es el que corre las opacas cortinas
el que esconde las cartas

el que no ve
a esa mujer que cruza

nadie es el que ríe
mientras hurga en la herida de su único ojo

se llama nadie
ha plantado sus tiendas
a ese lado del río
y por nadie responden todas las cosas muertas
que vigilan

(Nadie ha vertido, Esperanza Ortega)

Y después leyó parte de su producción poética Julieta Valero. No me gustó demasiado, tal vez tenga que leer sus poemas yo mismo a ver si me convencen más.

Somos perros que abandonan perros.
Discurrimos por senderos que recuerdan el sonido de los enjambres.
A los dioses no les aguarda un futuro mejor.

(Canción del empleado, Julieta Valero)

Y después me fui a casa (con la intención de cambiarme, comer algo, descansar un rato… y luego volver a salir), pero finalmente el cansancio acumulado hizo que acabara por derrumbarme encima de mi colcha naranja.

[Actualizado a 22/03/2008: Sigo con la crónica, espero terminarla mañana por fin, perdón por la tardanza:]

Jueves 13 de marzo:

11:00: Lectura de poemas de Eduardo Fraile y Fernando Beltrán

Eduardo Fraile. Fernando Beltrán

El tiempo y las cosas a veces nos juegan malas pasadas y por diversos motivos no pude asistir a la sesión de las 11 del jueves, así que le pedí a José Pablo Barragán que si me podía pasar una pequeña crónica de lo que fue para completar así mi amplia crónica y que no se perdiera nada… y dicho y hecho, aquí tenéis lo que fue esa mañana según José Pablo (apenas he modificado lo que él me pasó, únicamente he añadido los poemas y corregido un par de cosas):

La sesión empezó con bastante retraso, a las 11:20, y alguna de las presentaciones fue más larga de lo que debiera haber sido, pero bueno, cuando se organizan congresos siempre se está expuesto a este tipo de cosas.

Eduardo Fraile, que a pesar de ser de Valladolid (aunque nacido en Madrid) no había leído nunca en la Universidad de de Valladolid (o quizá precisamente por eso), nos estuvo leyendo poemas de su último libro, Quién mató a Kennedy y por qué. Su recital fue una especie de homenaje a Valladolid: a sus árboles, a sus calles y sobre todo, a sus bares.
Empezó con un poema dedicado a los árboles de la Plaza Circular, y a pesar de ello consiguió no resultar cursi (yo es que esto de dedicar poemas a los animalitos o las plantas no lo acabo de ver, no). Luego siguió con poemas ambientados en las calles de Valladolid, y en sus bares. Y acabó con el poema que da título al libro, «Quién mató a Kennedy y por qué», que en realidad es un poema dedicado a Marilyn Monroe.
Me gustó bastante, por ponerle una pega diría que habla demasiado bajo y se le oía mal.

¿Quién mató a John Fitzgerald Kennedy
y a su hermano Robert, y por qué?
La respuesta a esta pregunta es bien sencilla, clara
como un agua novísima, tersa
y desestabilizante como una piel de seda, de pétalo de rosa…
Bella como es bella la verdad.
Y la verdad tiene en este caso exactamente
el tacto
nítido de la piel de Marilyn
Monroe.
¿Como sería
acariciarla?
Aquellos dos cabrones,
que no la merecían, lo supieron con creces
y derrocharon ese conocimiento:
quiero decir que fueron ellos quines mandaron cortar
la rubia flor. Ella lo supo.
Como lo supo Joe
DiMaggio. Como lo sé yo ahora. La justicia
poética de un jugador de béisbol que se casó con ella
y la perdió. La venganza
del aún enamorado bateador: precisa
y deslumbrante.
Ordenó que cada día una rosa desnuda
fuera depositada sobre su tumba. Lentísimas
gotas de sangre, levísimas pisadas
alejándose hasta el olvido final. Y la manera de decirnos,
de confesar, durante más de veinte años que fue él…

(Quién mató a Kennedy y por qué, Eduardo Fraile)

Por su parte, Fernando Beltrán hizo una lectura panorámica de su obra, empezando con algunos poemas dedicados a los bares, de su poemario Bar adentro, un poco para enlazar con lo que había estado leyendo Eduardo Fraile. Leyó algunos poemas comprometidos como «La semana fantástica», dedicado a criticar la pasividad de Europa ante la masacre de Ruanda (jugando con el lenguaje de la publicidad) y otro dedicado un pobre alemán que le pidió que le invitara a desayunar café con «porrras» (así, leyéndolo con rrrr a la alemana). También leyó otros poemas más intimistas, como hablando de la muerte de una persona muy cercana.
En esta lectura a mí me parece que se emocionó mucho, pero el hecho es que es un lector maravilloso, así que no sé si era emoción fingida o real. En cualquier caso, dejando aparte que su poesía pueda gustar más o menos, hay que reconocer que es un lector fantástico.

La voz de los poetas,
los que aventan palabras, los que tejen la piedra,
los que avivan los grifos del incendio y se lavan los dedos
en sus llamas, los que escupen espejos como arterias
y echan bloques de azúcar en los campos
minados de la sangre, los que sueñan cuchillos
y atraviesan el filo de las noches con un pie en la galerna
y otro quieto en el barro de las casas natales, lo que llaman
a voces los botes, y callan luego al borde del rescate
y ven cómo se aleja la ambulancia pasándoles de largo,
lo que atizan cometas y hurgan calmas y confunden
las rayas de las cebras con las rayas de un tigre,
el galope de un pez con la espina de un árbol,
los que tienen siempre hambre, los saciados, los que buscan
sinfin y al fin se abocan como dientes de leche
condenados al tránsito, los que arrojan palomas
a sus pozos y arena a sus paraguas, los que no
se conforman, los pálidos la miel los contagiados,
los que nunca se rinden, los que mueren de pie bajo los cascos
de los mismos caballos que inventaron, los que arengan
al poema con sus tropas, verso a verso ordenadas
y engañan luego al mundo con sus banderas blancas,
los que imantan las brújulas de lluvia
y al calor de la herrumbre, de una noche de perros
inventaron el don de las metáforas

(Fernado Beltrán)

Y después los nervios, las prisas, tú ponte aquí, yo allí, tranquilos, va a salir bien.


12:30:
Encuentro de colectivos poéticos jóvenes. Lecturas poéticas: Colectivo Hesperya (Oviedo), Colectivo Eclipse (Zaragoza) y COLMO Colectivo (Valladolid)

Eclipsados, Hesperya. Colmo

El momento grande, o al menos grande para nosotros (los miembros de El COLMO Colectivo) ya que iba a ser la primera vez que muchos leyéramos en público obra propia (yo incluido… por mucho que Jesús Aguado me preguntara por la noche si eso de leer en público ya lo había hecho varias veces).

La sesión comenzó un poco tarde (arrastrada por el desfase de la anterior) y fueron los chicos de Hesperya los que comenzaron su presentación. Alba González Sanz [Nota: casualidades de la vida, un servidor hace un par de meses que llegó a su blog sin saber que iba a venir a Versátil.es] nos contó un poco las vida del colectivo de Oviedo, sus actividades, cómo funciona la revista… y lo que algunos de sus autores han hecho / estaban haciendo. Y finalmente leyó un poema y dio paso a sus compañeros. ¿Algo que destacar? Como bien dijo Ana, lo bien que habla esta chica.

No son celos, mi amor,
es la amenaza de Gretel desnuda en la cama
mientras te ve llegar, garbanzo tras garbanzo.

Quizá se canse
y tenga la puerta atrancada,
lo mismo un Gigante se hizo sopa de sus huesos.

Mejor, piensa Gretel, las fauces del lobo feroz,
un caldero de bruja malvada a medias con otro.
Mejor todo eso que sucumbir a los cuentos.

Caperucita se quedó en el bosque, amor,
pasó de alimañas, de la abuela.
No son celos,
es no creer en palabras.

(No son celos, mi amor, Alba González Sanz)

Acto seguido subieron al incómodo atril de mierda Héctor Gómez Navarro y Sofía Castañón y leyeron algunos de sus poemas:

Si un día no estuviese,
soplaría en el viento para llevar
todos los gorriones del mundo a tu ventana.

Desde el lugar adonde el tiempo me lleve,
llenaré de caricias las calles
para que tú las encuentres cada día,
con mi aliento te abrigaré para que el frío
no se lleve de esta tierra
el color de tu mejillas,
sembraré
en tu mirada
el brillo de una esperanza que se confirma,
encenderé en la costa de tus ojos
los faros azules de la alegría.

Si un día no estuviese,
haría sonar un teléfono en una calle desierta
para que mi voz de otro mundo te dijese
mañana
es el mejor día de tu vida.

Cuando me marche, viviré
en los planetas de tu sonrisa.
Búscame en las playas
y en el amanecer del puerto.
Cuando me marche, viviré
en las calles desnudas de tu sueño.

(Si un día no estuviese, Héctor Gómez Navarro)

Y ahora cuelgo el poema que más me gustó de Sofía, aunque en realidad me gustaron todos:

Hay una máquina de CocaCola
en la antesala de la mina.

Mina
no es una metáfora.
Mina
es el carbón en la frente
y el sudor en las manos.
La mina de mi abuelo.
Puedeque también de tu abuelo.
Mina negra. Mina grisú.

CocaCola
es lo que aparece en la caja
de luz donde los hombres se cambian
y cambian palabras -porque
así no piensan- y esperan
sin céntimos
para la máquina.

En la antesala de la mina
no hay ninguna metáfora.
Hay una máquina de CocaCola
muy luminosa y muy blanca.

Y nadie la toca.

(Poética, Sofía Castañón)

Después de los chicos de Hesperya llegó el turno del Colectivo Eclipse, representado en la mesa por Almudena Vidorreta Torres (su blog aquí). Unos minutos estuvo Almu presentándonos las actividades, los famosos «jueves de poesía», la revista… y también la editorial Eclipsados. Y después leyó algunos poemas de algunos integrantes del colectivo (que ella misma escogió, para bien o para mal, claro está):

Puedo perdonarte que hayas limitado mi mirada
a esta estúpida fijación en un punto,
pero no que te infiltres en mis palabras
como una letra entrometida y fuera de lugar, que
rompe el ritmo,
rompe la rima,
rompe la estructura.
De alguna manera,
ni siquiera la incoherencia me permites.

(Puedo perdonarte que hayas limitado mi mirada, Brenda Ascoz Carrió)

Son como el tiempo un fugaz sonido amargo
que recorre océanos de sensaciones.
La noche es tan solo una trampa que niega
ante sus ojos la apasionada memoria de una
existencia atrapada en la luz.

Pero las horas nunca dicen la verdad.
Son como
los falsos mensajeros de la muerte.
Su voz es como el rugido del dolor. Su mensaje fue el canto de
un trovador, ahora sin voz.
Es el grito mudo de una multitud
revolucionaria atrapada en el silencio de París.

(Recuerdos, Jesús Soria Caro)

Para Daniel Rock

Se acabó. Borrón y cuenta nueva. Despide al último y cierra caja, otro día más como tantos otros. Apaga la música, apaga las luces y echa la persiana, y mañana lunes aunque sea sábado, lunes, descanso semanal para el dueño y para el cliente, que ya está bien no seáis egoístas. Cambio, luz de cruce y giro a otro lugar que lo que vendrá bueno será. Por otras carreteras take the highway y si son desconocidas mejor, que lo que venga bueno será. Echa la persiana y sal, en la medida de lo posible, sin hacer ruido para no despertar a los vecinos, y a vivir. A vivir y a galopar.

(A galopar, Raúl García)


Despertar en B soñando con B
calentar café que ya no sabe a ti
fumar cigarros que no puedo compartir contigo
calentar café que ya no sabe a ti
y que ya no habla nuestro idioma.

(Despertar en B soñando con B, Pablo Lorente)

Cultura era una puta de cabaret
que todos nos deberíamos haber ido tirando
hasta que nos hiciera llegar al orgasmo.
¡Con lo bien que lo hacía!

Antes solías encontrarla en las bibliotecas,
en determinados bares y tabernas,
incluso en cines, teatros y conciertos.

Últimamente cuentan que la han visto por las iglesias
yendo al confesionario.
Se ha vuelto casta y viste
de luto riguroso.

(Cultura era una puta de cabaret, Nacho Tajahuerce)

Tengo el pubis encharcado
y una migraña que me come viva.
No hay máscara de pestañas
suficiente para endurecer
y enderezar de una vez por todas
el pelo negro de mis ojos tristes:
con tanta lágrima,
con tanto fluido vaginal,
no puedo sentirme rebelde…
Será por eso que trato de maquillarme
y será por eso que me da por llorar.

(Tengo el pubis encharcado, Almudena Vidorreta Torres)


[Nota: Almudena me pasó la selección de textos -creo- que leyó, no obstante he eliminado un par de ellos por ser demasiados]


[Actualizado a 23/03/2008: Termino (por fin) la crónica de Versátil.es, siento si mi tardanza a molestado a alguien, mil perdones]

Y finalmente llegó el turno a los chicos de los miércoles, Cristina Abril contó un poco cómo surgió la iniciativa de juntarnos (cosa de Javi y Pedro, claro), las cosas que habíamos hecho (como por ejemplo aquella -ya mítica- pegada de post-it por toda la facultad) y las que pensábamos hacer. Y después llegó el turno de las lecturas… todos nerviosos nerviosos nerviosos pero leímos, que es lo que cuenta. Y creo que no quedó nada mal.

Christian Supiot comenzó la lectura cólmica bromeando con la dedicatoria de su poema a un amigo que estaba entre el público: «tócate con la mano derecha el lóbulo de la oreja izquierda y así sabré que me lo has dedicado», nos contó Christian que rezaba el sms que le había mandado su amigo.

(Dígase siempre en blanco y negro)

Se limpiaba mis letras
de debajo de las uñas
con un escalpelo afilado.
Ni una muestra de ADN
para el médico forense.

(Chacal, Christian Supiot)

Después leyó Isabel Escudero de la calle:

En tu aliento toco tus arrugas,
esas que no se ven, pero que marcan.
Por tu lengua me voy toda desnuda
haciendo cuentas de tu piel cansada.
Me miras como nunca me miraste,
en cueros paseando por tu cama
no sé si quiero irme corriendo fuera
o si me quiero correr en tu mirada.
Rescate de audaces pescadores
son tus manos que miman mis entrañas:
tierno descanso para los perdidos
alambre de espino para los que hallan.
Rómpeme los mimbres con tus manos,
estos tributos de pobreza y carne,
mira que nos jugamos los abriles
de cama en cama y de tarde en tarde.

(En tu aliento toco tus arrugas, Isabel Escudero)

Luego José Pablo Barragán leyó su poema Hung’ twixt her, and mee (cuyo nombre viene de un verso de un poema de John Donne, The Extasie).

Después Cristina Fernández leyó su poema (cuyo título estaba al final del mismo) Melancolía.

Y luego (nervioso de cojones) un servidor se subió al atril y leyó su poema. Tal vez fueran los nervios, pero cuando leí el primer verso me pareció que alguien se reía. Sea como sea, creo que quedó bien (dicen los que allí estaban, que mejor que las otras veces que me habían oído recitarlo, será que los nervios le ponen a uno voz y pose de hombre importante).

me eché de novia un pez por ser barato
tres euros y medio la comida de regalo
la pecera aparte sacada del trastero de mis padres

al principio temblorosa no quiso
darme un beso se escurría entre mis manos
me daba coletazos en la otra mejilla

y para ganar poco a poco su afecto
cada mañana le contaba un cuento
primero de princesas y castillos

luego alguno de Poe de Lovecraft
algún mundo futuro de Dick
con máquinas que aún parecen hombres

con el paso del tiempo de los días
vi cómo mi novia mi pez se aburría
nadando en espiral en nuestro acuario

entonces lo vi claro y empecé
a susurrarle cuentos eróticos al oído
poco a poco la cosa se animaba

y un día aceptó un beso después
de toda una tarde acurrucados
caminando en círculos perfectos
al borde del cristal del abismo

pero la fastidié le dije te quiero
quiero un hijo cásate conmigo
y horrorizada se escondió detrás
del plástico azul magenta nuestra planta

esta mañana la he visto un poco triste
algo decaída apenas me ha mirado
cuando la he dicho te quiero mi amor

hasta la muerte juntos

llevo toda la noche sin poder dormir
mañana llamará mi madre
no iré al trabajo en un par de días
no me encuentro demasiado bien

y es que es demasiado complicado
hallaré la solución un día de estos
pero ha de ser pronto
o no podré cumplir mis promesas

un hombre siempre cumple sus promesas

y poco a poco el sueño va venciendo
los párpados pesan mi cabeza se apaga
tal vez mañana encuentre la forma
de irme con ella una vez se haya ido
tal vez un retrete más grand
e

(Mi novia mi pez, José Luis Merino)

Después de mí, Cristina Abril leyó (ella desde la mesa) su poema Disfraces (sin cambios de última hora, creo):

Casi todos somos un par de mentiras
por lo menos,
nos vestimos, o no, de buenos ciudadanos
reciclamos, o no, papel, vidrio, plástico
lo que haga falta,
saludamos, o no, cortésmente a nuestros vecinos,
pagamos, o no, impuestos
(que maldita la gracia que nos hace)
y de tanto de querer ser no somos nadie
ni siquiera la mitad de nosotros mismos.

No hay más remedio que ser así nos dicen
y después de pensar que no tengo ni que pensármelo
me bajo del autobús
para no ser un pirao que da patadas
a los juguetes de los niños.

(Disfraces, Cristina Abril)

Acto seguido Gonzalo Pereletegui leyó su poema A Ángel González, ya que como por desgracia no teníamos 20 minutos para cada una, como él pensaba… no pudo leer algo más largo. Una pena, sin duda. Pero ya habrá tiempo para eso, claro.

Marina de Luna leyó su poema Reyes de los imperios:

Reyes de los imperios
reyes de los engaños
reyes de la dulzura…
hijos bastardos sangrantes como el fruto del sarmiento,
frutos del engaño y del desengaño rompiendo al mismo son.

Descubriendo las cabezas, para estrujar los sesos…

Como siempre: uno, dos, tres y volvemos a empezar.

Por que nunca ha pasado nada,
Por que nada es importante,
Sobre todo lo que hay aquí.

Desde el monte en el que no todo es orégano, sino laurel.
Desde la dureza del aluminio y el brillo de la pizarra.
Desde que todo es mentira.

Son las 6, recoge y vayámonos.
Por cierto, no te olvides de que este mes no me toca ni mirarte.

Es tu problema, tú sabes donde te has metido.

Pero ahora la que puede decir “ya lo he notado” soy yo.

Qué raro.
Realmente no querer.
Descomponer y componer con los caleidoscópicos cristales.
Pero las piezas siguen diciendo NO,
Base sólida, aún no corrompida.

(Reyes de los imperios, Marina de Luna)

Después Rut Sanz leyó Armónicos eléctricos:

Formas complicadas que no sabe cómo moldear, / le quitan las fuerzas de intramundos sin diagnóstico. / Discusiones con sus contrincantes de batalla: / gana sólo cuando le da la gana. / Le despierta el invierno que llega con retraso y lento / como un semestre de universidad americana: / excesiva y viperina, de uniformes horrorosos y lunches. / Los cables del teléfono están roídos / por cucarachas que devoran las migas del pan de su cocina. / Los reproches tendidos al sol no secan / por estar expuestos en un patio de luces de bohemia / donde las vecinas comentan, entre rulos y batas rosas, el asfixiante olor a plástico. / Sacude de arena sus calcetines restando tiempo a un argumento sin clasificar / y obviamente no recomendado para todos los públicos. / Desayuna las sobras de la cena de antesdeayer. / Hiperventila a siglo de mil años por hora / y se pinta los labios en un espejo roto de reflejos copulativos / conjugados por terceras personas de plural / absolutamente desconocidas y demacradas. / Muerte cerebral. / ¿Firmó el permiso para que desenchufaran? / Desde lejos, las millas del océano contestan. / Comienza el espectáculo.

(Armónicos eléctricos, Rut Sanz)

María Casado se metió a última hora en la lectura y nos leyó un breve poema (ignoro el título).

Y finalmente Alba Tardón y David Cardeñoso leyeron / interpretaron para todos el siguiente poema (?), ella sin micrófono centrada (y no en el atril) y él de pie entre el público (obviamente sin micro también).

– Dime algo

“Israel mata a 50 palestinos en la mayor ofensiva de Gaza desde 2002”

– No, dime ALGO

“La burocracia retrasa el entierro de una mujer asesinada”

– Pero, dime

“El asesino sujetó la escopeta entre sus piernas

– Dime algo

y se pegó un tiro

– Algo

… a bocajarro”

– Anda, dímelo

“Guatemala restablece la pena de muerte”

– Algo, algo, algo

“Los abusos y malos tratos a los niños
Eran ocultados
Sis-te-má-ti-ca-men-te”

-Dime, DIME… ALGO BONITO

¿Algo bonito?

– Sí… bonito

Menú del día:
Hombre devora a hombre
Yo ayuno en ti

(Dime algo, Alba Tardón)

Y la lectura acabó (casi como un suspiro), después todos nos hicimos una bonita foto de familia:

Foto de familia

Al acabar la sesión de la mañana me acerqué a Nacho Escuín y hablé con él (ya que no nos conocíamos en persona), intercambiamos impresiones sobre la sesión y me regaló un librito de poemas de un chico de Zaragoza [Nota: no sé el nombre del chico ni cómo se llama el libro porque aunque cargué con él todo el día no tuve tiempo de ojearlo… lo miró todo el mundo menos yo mismo y en medio de la noche acabó en el bolso de Lara Gil y ya no consiguimos recuperarlo cuando la noche se acababa («mañana te lo doy», pero el mañana se ha convertido en después de Semana Santa, no pasa nada… tengo otras cosas que leer), no obstante cuando sepa quién es actualizo con el dato], Almudena también me regaló una revista del Colectivo Eclipse… lo único que me faltó fue una revista de Hesperya, no sé si alguien tiene una por ahí, tendré que preguntar y me entero por los comentarios de esta entrada que sí que tenemos revistas, tendré que echarlas un vistazo el próximo miércoles..

Después vino el paseo literario (porque sí, los hombres podemos hablar y caminar al mismo tiempo, cosas que descubre uno) y la comida en el restaurante Platos (si ese no es el nombre, que alguien me corrija, que googleando no he encontrado nada), idea de las mujeres y más concretamente de Eva. Sin duda todo un acierto.
Y luego el café… literatura literatura literatura. Uno no está acostumbrado a estas cosas e incluso le llegan a saturar un poquito. Pero muy bien, la verdad. Un placer compartir tiempo y café con gente interesante.

18:00: Lectura de poemas de Jesús Aguado y Karmelo C. Iribarren

Por primera vez en este Versátil.es, el orden de las lecturas (por decisión de los poetas) se cambió de lo que estaba programado, en este caso comenzó Karmelo C. Iribarren a leer sus poemas. Lo cierto es que mi primera impresión de Karmelo fue mala, y lo digo abiertamente porque creo que no fui el único que lo pensó. Aunque como poeta es otra cosa, impecable en lo que hace.

Esta tarde, en el bar,
me has preguntado
que en qué estaba pensando;
yo te he dicho que en nada,
pero no era verdad.

Pensaba
en alguien que acababa de salir,
un tipo solitario, triste, gris,
como hay cientos en cualquier ciudad;
lo veía cenando unas horas después
en el típico bar desangelado de barrio,
bajo una luz enfermiza, hojeando
quién sabe qué periódicos de ayer.

Sí,
estaba pensando en su vida,
porque podía haber sido la mía.

Y estaba pensando en ti.

(Vidas, Karmelo C. Iribarren)

Y después le llegó el turno a Jesús Aguado, que aunque nació en Madrid… pronto se marcharía a Sevilla y luego a la India, así que tiene una pinta extraña, tal y como son sus poemas. Aunque para el resto del mundo tal vez no sea relevante, para mí sí que lo fue el hecho de que al comienzo de su lectura el señor Aguado hablara del poema que yo había leído esa mañana (dijo algo así «…como el fantástico poema de amor con un pez que tuvimos la oportunidad de escuchar esta mañana…»). Creo que me salieron los colores.

He olvidado el olor que exhalaba tu piel cuando salías
del agua o de mis besos. Sin embargo,
recuerdo cada estrella que contemplamos juntos
y el recorrido de la luna —desde que aparecía detrás de los acantilados
hasta que, roja, el mar nos la ocultaba —que en noches como aquéllas
nos convertía en ejes, en el punto central del universo
visible. Pues los astros y las cosas
nos besaban, y tú —¿o ya no eras tú?— vivías más
en esos besos que en los tuyos.

(Cabo de Trafalgar. Leyendo los Cuatro cuartetos de Eliot (II), Jesús Aguado)

Y luego caminando más o menos deprisa hasta el Salón de Actos de Caja Duero, con compañía americana, que no está nada mal.

20:00: Acto de clausura. Lectura de Luis Alberto de Cuenca

Luis Alberto de cuenca

La última lectura en otro sitio, la clausura de este largo Versátil.es (aunque se me pasó como un suspiro… y no, no es un decir). Luis Alberto de Cuenca recién bajado del tren, leyó unos cuántos poemas y en medio de la lectura sonó el móvil de Javier García que estaba a su lado… si hubiera sido otro tal vez nos le hubiéramos comido vivo, pero siendo el de Javi qué se le va a hacer.
Imagino que la presencia de un poeta como Luis Alberto de Cuenca sea únicamente para dar una mayor notoriedad al evento (cosa que no debía ocurrir, pero así es), ya que si alguno se fija en qué es lo que anunciaban los periódicos que se hicieron eco del evento, la mayoría resaltaba su presencia en el festival.

Me gustas cuando dices tonterías,
cuando metes la pata, cuando mientes,
cuando te vas de compras con tu madre
y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños
y me cubres de besos y de tartas,
o cuando eres feliz y se te nota,
o cuando eres genial con una frase
que lo resume todo, o cuando ríes
(tu risa es una ducha en el infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi
no puedo resistir lo que me gustas,
cuando, llena de vida, te despiertas
y lo primero que haces es decirme:
«Tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno».

(El desayuno, Luis Alberto de Cuenca)

Celia Prieto Mazariegos y Javier García Rodríguez cerraron esta tercera edición del Festival de la Palabra agradeciendo a los poetas, a los artistas, a los asistentes, a los colectivos y a todo el mundo su presencia. Además (y de regalo) mi nombre volvió a salir cuando Javi comentó justo antes de dar por terminado Versátil.es, frente a todo el mundo, que se esperaba que yo le riñera por lo del móvil ya que yo «reñía a todo el mundo» (alusión a lo sucedido con las chicas de Filología Inglesa en la lectura de García Casado, que ya comenté un poco más arriba). A veces me pregunto si todo lo que me pasa es normal o qué sé yo.

Después (casi) todos nos fuimos a tomar algo, luego a comer unos pinchos (que parece que gustaron) y más tarde a seguir hablando de poesía, de anécdotas… mientras una copa (o dos) acompañaban la noche.
Lo cierto es que hubo varias cosas a destacar (obviando el momento servicio con el señor García, ejem ejem), como volver a ver la performance del poema «A la deriva», ver a todo el mundo con la copita de vino (y el pique entre Nacho y Christian… que no sé cómo acabaría, porque hasta dos horas después no apareció el señor Supiot), el beber ginebras a medias (mejor para mi resaca, claro) y engañar a Marina para que se enganchara a Love of Lesbian y a Manos de Topo, presenciar a Gonzalo cantando canciones míticas e insitiendo en ir a un karaoke (y cómo no, tengo vídeo que guardaré bajo siete sellos y que usaré dentro de 10 años para sobornar al personal), ver cómo Pedro aguantaba hasta que todos nos fuimos a casa (tal vez yo me hubiera ido antes, pero hasta que él se fue yo no me lo podía permitir), descubrir que no soy la única persona en el mundo que ha disfrutado con Carnivàle, ya que Sofía Castañón deposita la misma confianza que yo en la HBO [Nota: pronto haré la entrada sobre series de Televisión que prometí] y ante todo la discusión sobre The Wall, de Pink Floyd que tuvieron Christian y Sofía. Mítica.

Poco más me queda por decir, lo ideal sería que hubierais estado en Versátil.es, pero espero que esta pequeña (y modesta) crónica les sirva a los que no estuvieron para hacerse una idea de lo que fue.

¿Conclusión final? Que quiero más, leñe. Se me pasó muy rápido, tal vez el anterior Versátil.es influyó más en mí, aunque quién sabe si en un año no diré lo mismo del III Festival de la Palabra. Sea como sea, prometo que lo contaré. Palabrita de «colmillo».

P.D: Insto a todos los que se pasaron por el Festival de la Palabra de este año a que comenten sus impresiones, tanto lo bueno como lo malo, claro está.

13. marzo 2008 por José Luis Merino
Categorías: Crónicas, Eventos, General, Libros, Literatura, Poesía | Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , | 18s comentarios

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