Recomendaciones poéticas
Después de mi mini-findesemana (ayer me fui y he vuelto hace una hora, tal y como dije por Twitter), del penoso concierto de Sidonie (Alicia lo reseñó, aunque yo hubiera sido mucho mucho más duro) y del fantástico concierto de Manos de Topo (aquí mi reseña) en el que incluso me compré el disco y una camiseta (una pena que no hubiera en rojo la M, pero en verde también mola) y estuve hablando un rato con ellos… lo más extraño de todo es que Alejandro Marzoa quería conocerme (bueno, a mi alter-ego cibernético, bydiox), un buen tipo sí señor. Pues después de todo eso llega el domingo, el gris domingo de abril, con sus lluvias a rachas, cielo encapotado, silencio intranquilo… y qué mejor momento para recomendar dos poemarios, qué mejor momento.
Hace unos meses hablé de Arturo Méndez Cons, autor del que no conocía nada (salvo su blog, que ahora mismo no funciona y no sé el motivo) y bueno, al par de meses sacó su primer poemario, El trigo del loco (Editorial Cocó, 2008) y a raíz de eso tuve la oportunidad de hablar con él un poco y conseguir el poemario (los interesados escribid aquí o aquí) y aunque hace bastante que lo tengo en mi poder y que lo he leído no he sacado tiempo (de las piedras, de las malditas piedras he de sacarlo) para hablar un poco sobre él.
NO DUERME la sangre sino transita por cirios salvajes
Cuando recitan los locos sobre el pájaro puerco
se pierde fácilmente la oscuridad del ácido
pero no el odio que no une imita a la nada
Compré un alma en el frasco de psicoanálisis
y una peonza negra difícil de desatarPredicha la ruina como podrás leer los
pelos del demonio sino en la ruina
o en el suelo que calla qué perro querrás queladre dentro del rezo si has conseguido
alejarme de la retina con la justicia de un
suicidio y en cada abrazo
llueves sobre Dioscon el dibujo de un grito
(o de un gato)
muerto(Arturo Méndez Cons)
Lo cierto es que El trigo del loco es un poemario difícil, no es como esos libros de poemas bonitos y felices, con ritmo fácil y metáforas usadas, sino todo lo contrario. Es un poemario para sentarse una tarde y leerte un par o dos poemas y dejarlo estar, leerlo de un golpe sería casi un suicio. No obstante a mí me ha gustado, esperando sus próximos trabajos. Estoy convencido de que Arturo va a llegar lejos.
Y el otro poemario es aquel poemario que Nacho Escuín me regalara el día que vino a Valladolid con motivo del tercer Versátil.es, su autor es Pablo Lópiz y su nombre Cuaderno de sublevaciones (Eclipsados, 2008).
Me sé incapaz para la brutalidad que anhelo en la palabra, para la irreverencia
que prescriben el odio a los gobiernos y la lucidez ante el mal y las cosas.
Rabiosas estrellas me inundan que insisten calladas cuando los poderosos avanzan,
pues aguardan aún los clamores en la masa, un incendio, el cuerpo levantado
que golpea al policía. No gritan insultos sino su calma tensa y desesperada.
Oscuros placeres me abandonaron a este tiempo que observa
la inquietud en la hierba, el aleteo de los pájaros y la exterioridad más espesa.
No están hechos sus días sino de viento y espuma. Trenza ahora el silencio
su cristal de fuego arrojado, bello y desordenado, mirada obturada de transparencia.(La Espera, Pablo Lópiz)
Nada que ver con el de Méndez Cons, pero no obstante también intenso, aunque mucho más crítico y duro (aunque más fácil de leer).
Dos propuestas en el aire para llenar los huecos de los domingos inexistentes como días para hacer algo, que cada uno se quede con la que más le llame la atención. También se aceptan propuestas (y no únicamente de poesía, que quede claro).
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