Soldado que huye
Si hubiera escrito la reseña del Versátil.es de este año que prometí (lo sé, últimamente no cumplo demasiadas cosas, perdonadme) una de las cosas que hubiera dicho es que las voces que más me gustaron (sin contar a Alfredo González, Manolo Tarancón, Nacho Vegas y los chicos de La Palabra Itinerante) fueron las de Laura Casielles y Yolanda Castaño (si hace falta, creo recordar que tengo un e-mail donde confesaba esto, espero que mi palabra baste por ahora). De la de Yolanda Castaño no diré nada (salvo que con ella entiendo que la poesía se empezara a escribir en gallego y no en torpe castellano), pero de la señorita Casielles hay que decir mucho (y dará mucho que hablar).
No sé cuándo fue la primera vez que leí algo de ella, si hago caso de mi Google Reader sería en noviembre del año pasado cuando la señorita Sofía Castañón colgó un poema suyo en su blog. La verdad es que no importa, lo único que sé es que sabía que su lectura de este marzo iba a ser especial y si mi torpe memoria no me falla, así se lo comenté a la persona que tenía al lado. Googleando un rato he encontrado lo que dije aquel día en twitter (140 caracteres tienen sus limitaciones…):
Qué grande Laura Casielles, cómo me ha gustado su lectura. Ahora Rhei.
Y desde ese día me quedé con las ganas de leer su primer libro, Soldado que huye publicado en Ediciones Hesperya, 2008. Hace una semana recordé que lo tenía en mi «lista mental de libros pendientes por leer» y pregunté a Sofía, quien me redirigió a la señorita Alba González Sanz y que amablemente me mandó un ejemplar de la cuidada edición (aunque apalabradas han quedado unos rondas alcohólicas en tierras pucelanas para su próxima visita).
Después de leer Soldado que huye doy gracias al cielo de que existan voces femeninas realmente interesantes. Y es que tanta antología le hace sospechar a uno que no hay mucho que rascar. Porque salvo 4 ó 5 jóvenes poetas (por suerte, algunas de ellas amigas) el resto recurren al tópico fácil de la mujer fatal, de la sumisión al hombre, del yo puta, del insulto fácil. Los modales, al igual que la rima, se han debido perder con el cambio de milenio.
Aquí os copio un par de poemas, para que os animéis a leeros el libro:
Lo que más le molestaba
a Teseo
-motivo suficiente incluso para un abandono
sin excesos sutilesera
saber que, sin ella,
nunca hubiera desatado el laberinto,
nunca sido héroe,
nunca vencido fieras ni fantasmas.
Muchacho,
dijo el minotauro atravesado,
eres el más grande de los héroes,
tremendo truco el hilo.
Y mientras el monstruo se desangraba,
afligido por la duda de su mérito Teseo
comprendió
que ya
no iba
a amar a Ariadna.
Y creo que este es de los que más me gustan:
Los niños
que cogen el metro con sus mochilas
agarradas por las asas como por las alas,
que saben no caerse en el asfalto mojado,
que leen
el camino a casa en los mapas de turistas
los niños
que saben que en Picadilly Circus no hay leones
o esquivar el tráfico en Roma
los niños
a los que no les miran los escaparates,
los niños
que ven tantos extraños que nunca les tientan,
tantos trajes que entienden, tantas motos
que aprenden a correr
los niños
que llegan al colegio sin mano a la vista y el abuelo
es alguna figura de verano
los niños
que conocen los ojos de clochard,
las puertas de los bares de Montera
los niños
a los que arrulla el ruido
de motores y gritos de la calle
tras las ventanas de un solo vitraje
los niños
que juegan al veoveo en grises de amanece-en-humo
y se compran solos los cromos
y los regalices de neónlos niños
de las ciudades grandes¿adónde van cuando les crecen
las ganas de huir?
Y el poema con el que se cierra el libro:
Veni, vidi, vici,
pero,
en pleno fragor de la batalla
un sutil soplo de silencio me reveló
que todo estaba perdido.
En fin, que me ha gustado mucho-mucho el Soldado de Casielles y sin duda hay que seguir de cerca a esta chica, porque aunque este sea su primer libro de poemas (ella es de la generación del 86, como yo), seguro que luego habrá muchos más.
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