Series recomendadas XI: Breaking Bad

—Nada puede cambiar lo que hemos hecho. Pero ahora se ha terminado.  (…) Y ya no nos queda nada más que hacer excepto intentar vivir una vida sencilla y decente (Breaking Bad 5×09).

 

Ayer empezó a emitirse en la AMC la segunda parte de la quinta temporada de Breaking Bad, el primer capítulo de los ocho que faltan para terminar una de las mejores series de la televisión de los últimos años.

La historia es harto conocida ya por todos: Walter White (Bryan Cranston) es un triste profesor de química con una vida aburrida al que le diagnostican cáncer. Impulsado por dejar a su familia en una mejor posición económica decide empezar a cocinar usando sus habilidades y la colaboración de un ex alumno problemático, Jesse Pinkman. Ese es el comienzo del relato y el inicio de la particular bajada a los infiernos de Whitman, de su transformación y de la eterna huida que siempre irá hacia delante.

 

Alberto Nahúm realiza un análisis muy profundo y detallado de la serie para Jotdown:

Siempre hay una excusa: la familia. Ocurre en un buen puñado de estas irresistibles propuestas borderline: Game of Thrones, Sons of Anarchy, The Sopranos, The Shield… Aunque la búsqueda del dinero por el bien familiar constituye un objetivo genuino en los primeros capítulos de la epopeya de Walter White, pronto se convertirá en una mera coartada exculpatoria. En una mentira más.

La precipitación hacia el mundo de la droga y las reprobables acciones que conlleva se justifican por una situación sobrevenida —la cercanía de la muerte a causa del cáncer— y un fin que se presenta como superior —la necesidad de abastecer a su familia—. Ambas pierden sentido conforme avanza el relato y Walter White se emancipa de sus justificaciones (…)

 

La transformación del pobre Walter White al temido Heisenberg (en alusión al físico alemán que enunció el principio de incertidumbre) se da de una manera tan paulatina, tan obligada, que durante la mayor parte de la serie entendemos todas y cada una de las motivaciones de los protagonistas, compartimos sus decisiones (siempre la menos mala, claro), lamentamos los callejones sin salida en los que siempre acaban y no le culparemos hasta cuando ya es demasiado tarde. Y será entonces cuando nos damos cuenta que Walter y Heisenberg siempre han sido la misma persona y descubrimos casi horrorizados que quizá no queda nada de Walter en el rostro sin pelo y con perilla que nos devuelve la mirada desde la pantalla.

Breaking Bad
Ocho capítulos, 320 minutos para cerrar la historia, para terminar de perfilar la transformación del cansado profesor que ahora ansía más que nunca volver a esa vida ordinaria y sencilla de la que partió. En España disfrutaremos de todos los nuevos capítulos los lunes hasta el 30 de septiembre, fecha en la cual veremos «Felina» y ese será el final del viaje. Y la despedida no se nos antoja triste sino amarga, porque Breaking Bad es una serie construida a partir de personajes frágiles que están a punto de romperse delante de nosotros cada noche y nosotros lo único que queremos es que «todo salga bien», claro.

Si por alguna razón alguno aún no ha empezado con ella, ya tenéis deberes obligatorios para lo que queda de verano: Walter y Pinkman os esperan.

12. agosto 2013 por José Luis Merino
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