Otoño
Ella tararea en silencio una canción de Mumford and sons mientras espera el autobús. Es septiembre y en la ciudad aún no hace frío, los chicos aprovechan los últimos días antes de empezar la Universidad y se beben el mundo en cada parque, en cada plaza. Al otro lado de la ciudad una manifestación muy grande acaba en golpes, en gritos, en sangre roja sobre camisas blancas. Y al otro lado del mundo un presidente ríe nervioso cuando alguien de su gabinete le cuenta minuto a minuto lo que sucede muy lejos. Las tiendas abren cada vez más tarde, 363 de los 365 días del año, pagando cada vez menos a un personal más cualificado. Lo siento señora, no tenemos esa talla aquí. El futuro se discute en cada parque, en cada plaza y todo parece cada vez más negro y siempre con la mirada puesta al otro lado del mundo. Y ella tararea tranquila y en silencio cuando el autobús llega a la parada, se sube sin prisa y piensa que este otoño no será tan malo por mucho que el mundo se vaya a acabar. Ya lo decían los aztecas. A lo lejos las nubes descargan la primera tormenta del otoño y en la ciudad solo queda una fina lluvia y las luces de posición de un autobús que vuelve a casa.