Mudanza

Mudanza

Los viejos del lugar le preguntan por su nombre y por los motivos que le han llevado hasta ese pequeño pueblo del norte, acto seguido le preguntan por su edad, su estado civil y mil preguntas más que a ojos de la recién llegada parece que nunca van a acabar. Diez minutos después ella se aleja arrastrando la maleta calle arriba y ellos se quedan murmurando, se intercambian impresiones hasta que al doblar una esquina desaparece.

Me quedaré un par de semanas, tal vez un mes. Escaleras arriba, entra y deshace la maleta, se pone un viejo chándal marrón Adidas y enciende su móvil. Sin cobertura. Llaman a la puerta, la hija de la posadera le vuelve a hacer el mismo maratón de preguntas a las que su madre apenas diez minutos antes le ha sometido. Ella resopla y resignada contesta de nuevo. Entiéndeme, no es normal que venga gente nueva al pueblo y claro, una tiene que cuidarse de que la gente que se queda aquí es gente con buenas intenciones. De nuevo sola y sin entender cuándo firmó una cláusula para que unos extraños pueblerinos hurgaran en su vida: a quién le importa si hace dos meses que ya no está con su novio después de tres años de relación o a quién le importa si no sabe cuánto tiempo se va a quedar en aquel triste lugar.

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Nuevo día, vida nueva. Se levanta pronto, baja a desayunar algo al bar del centro evitando miradas y conversaciones a las que no quiere someterse y regresa a su minúscula habitación. Ducha larga y cuidados que una mujer no debe olvidar aunque se encuentre en medio de la nada, de un sitio sin un McDonalds en muchos kilómetros. Organiza mentalmente lo que hará al llegar a clase, lo que les dirá a todos, en cómo se presentará, en la justa impresión que quiere dar. Termina de cepillarse el pelo y sale por la puerta y en el último momento decide buscar su viejo mp3 y llevárselo consigo. Apenas cinco minutos andando y cuando ve el pequeño colegio donde tendrá que dar sus primeras clases como profesora sustituta sonríe porque una vieja canción de The Jayhawks le devuelve a las mañanas de lluvia, café y cañas en la facultad.

Nota: La fotografía original se llama Acceso al pueblo y es de miguelcharrito. El pueblo que aparece es Buitrago de Lozoya y aunque no representa mi imagen mental de un pueblo del norte de España, esta fotografía sirve a la perfección.

22. septiembre 2008 por José Luis Merino
Categorías: Creación literaria, General, Literatura, Mis escritos, Relatos | Etiquetas: , , , | 2s comentarios

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