Guiñoles y orgullo español
En momentos duros como los que vivimos ahora, cualquier distracción es buena. Y eso ya lo sabían los romanos, panem et circenses, circo y pan. Y en la última semana lo que más se leía en twitter no son los problemas económicos del país, las reformas de Rajoy… sino la «ofensa al pueblo español» por parte de los guiñoles franceses, es decir, de todos los hijos de Francia. No explicaré la polémica porque es harto conocida por todos y ha llegado a límites ridículos como que la embajada de París se queje a Canal+ Francia. Ríanse ustedes, pero la cosa tiene poco de broma.
Soy español de nacimiento, aunque eso no me hace defender mi tierra por encima de todas las cosas, no me creo superior que un portugués o un rumano, tampoco inferior que un francés o alemán, somos primos hermanos del continente europeo. El caso Contador ha sido un golpe duro a los amantes del ciclismo y en general al deporte español. Y es que parece que el único orgullo que nos queda es nuestro deporte, no la cultura, no el nivel de vida, no el clima, no las mujeres, no el vino, no los parques naturales, no las joyas arquitectónicas… no, lo único que nos queda, a lo único que nos podemos aferrar es al deporte. Y al español de España, claro. Y que nadie nos toque ninguna de las dos cosas, que nadie ose bromear, a hacer la más obvia de las parodias relacionando el dopaje de un ciclista y sus éxitos con los éxitos de otros deportistas e hipotéticos casos similares. Eso es una ofensa al orgullo patrio, al nivel del secuestro de la revista El Jueves o las caricaturas de Mahoma. Aunque en los otros dos casos todo el mundo entendía la parodia o la broma y ahora no.
El presentador Yann Barthès en el programa de humor de Canal+ Le petit journal hace un buen resumen de cómo se ha ido de madre en este país, creo que estaría bien que todo el mundo le echara un ojo para ver cómo se ve desde fuera la histeria colectiva del orgullo español y el ataque a todo lo francés (como si solo hubiera un tipo de francés). Por supuesto la polémica ha pasado bastante desadvertida en Francia y la furia española no hace más que alimentar las coñas.
Y por si alguien se lo pregunta: sí, el final del vídeo ya ha levantado polémica y desde el periódico As se lo toman en serio, ¿tan necesitados estamos de un titulares, de circo, de olvidar la reforma laboral del Gobierno?
Yo recuerdo con cariño los guiñoles españoles, los veía todos los días y ojalá los siguieran echando. En tiempos como estos algo de autocrítica vendría bien, antes teníamos Caiga Quien Caiga, pero por desgracia ya no está… e igual nos haría bien reírnos de nosotros mismos, ver lo que hacemos mal, criticar las decisiones del gobierno e incluso salir a la calle el día 19. Pero mejor no, quedémonos en casa criticando a los que nos critican, ya que por ahora tenemos circo para rato.
P.D: Homenaje a los mejores momentos de los guiñoles en España. Casi se me cae la lagrimita:
17. febrero 2012 por José Luis Merino
Categorías: General, Política, Reflexiones |
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