Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder

No puedo permitir que acabe este año 2009 y no hable en este blog de uno de los mejores libros que he leído este año, Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder (ed. Alberto Olmos). Lo conocí por una recomendación del señor Javier García en una reunión del COLMO Colectivo hace algo más de medio año y aunque Adriana me robó el ejemplar, pronto tuve el mío gracias a la tienda Casa del libro que por esas fechas acababa de abrir en Valladolid. Leí la mitad del tirón, la otra mitad a cachos, de día en día, en tardes de domingo tiradas por el retrete sin hacer nada, en esos días grises en los que uno necesita algo con lo que entretenerse y por mucho zapping que haga en su disco duro descubre que nada merece la pena.

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La novela (?) editada por Olmos es para mí la verdadera obra mutante, híbrida o como quiera llamarse a un trabajo colectivo que en origen no tenía tales pretensiones. Los que estamos acostumbrados a leer blogs, veremos en Algunas ideas… una pequeña selección de lo que leemos día a día, tal y como comenta Olmos en la nota al final del libro: «En esta novela, por tanto, hemos simulado navegar por Internet. Y para ello he recurrido a un gusto instintivo, caprichoso, secuencial a veces y otras arbitrario, en el que se mezclan piezas de blogs y sites que visito a menudo (este libro es, entre otras cosas, una confesión de cookies) con extractos de webs que, de no estar predispuesto a espigarlas, nunca hubiera sido capaz de localizar  de nuevo.» Sería interesante hablar de cómo a principios del siglo XXI al editarse las cosas en formato físico adquieren el valor literario, por mucho que en su origen no fuera así, de cómo el tener portada y paginación denota una literariedad que muchos no verían de otro modo.

Las voces que hay en este libro son únicas y fascinantes, tenemos confesiones en 140 caracteres de la mano de @jeepster, los fascinantes textos de Eritrea (actualmente Diana está perdida en la red, el blog que aparece en los créditos es un blog en pruebas, su blog personal está abandonado y la única referencia «viva» es un blog con acceso restringido, una pena) o los de supercrisis, entre muchas otras voces. Desde luego en la red no falta talento ni originalidad, lo que sí que falta es tiempo para pararse, tiempo para dedicarle 3 minutos de nuestras vidas a esas bitácoras que esperan con calma su turno para ser leídas. Y eso es lo que Alberto Olmos hace por nosotros, una breve selección de textos y autores varios, unidos con e-mails, spam, referencias en la Wikipedia y esa jerga de la Red que a algunos les cuesta tanto descifrar.

Si aún no habéis tenido oportunidad de leerlo, hacedlo, sé que es demasiado tarde para que Papá Noel lo traiga, pero tal vez los Reyes Magos aún no hayan hecho las compras de Navidad… y si no, esperad a las rebajas, que seguro que hay ofertas interesantes. De todos modos, os dejo un par de fragmentos, para que os pique la curiosidad:

Tengo un corazón rojo de goma en la mano todo el día. Me lo dio mi doctora por lo de la rehabilitación de mi dedo. Tengo que apretarlo para luego soltarlo y que recupere su posición. Es sencilla la rehabilitación, pienso.

El caso es que me encanta llevarlo en la mano a todos los sitios. Quizás es lo más emocionante que me ha pasado últimamente. Ya sé que se pueden hacer muchas metáforas al respecto pero me da tanta pereza que solo diré una cosa. Cuando se me cae al suelo no se rompe. Tampoco es que rebote y regrese a mi mano. Sencillamente se cae pero no se rompe.

(…)

(Breves, supercrisis)

La casa no es tuya. Por lo que escribes parece que te vas a atrincherar en ella con víveres desde que lleguemos a Barajas…
Recuerda: No es tuya.
Por lo demás me congratula saber que la declaración y esas cosas de señores mayores te la traen al pairo. Yo la haré, me volveré loco para mandar papeles, y en tren meses recibiré 150 euros o algo así. Estupendo.
Lo dicho, gracias por no hacer nada, y procura que tus amigas no manchen mucho el sofá, que la tela se lava muy mal.
Por aquí también bien, con mis indígenas y mis garrapatas. De lujo.
Te cuidas y eso.

(Hola, Héctor)

(…)

No entiendo muy bien qué hago en esa biblioteca. Miro mi móvil. Nadie llama. Nunca nadie llama cuando tiene que llamar. La gente sólo llama para interrumpir o para despertar a los demás. Nunca las llamadas se producen en el momento en que tienen que producirse. La verdad, podría llamarle, quizá esté igual de aburrido que yo, pensando qué cojones hace donde quiera que esté. Miro a mi alrededor. La gente sigue estudiando sin despegar la vista de las pantallas de los ordenadores, de las páginas de los libros. Pienso que ninguno quiere estar allí realmente, que nadie estaría en esa biblioteca si pudiera estar follando. Me levantaría y le diría al chico del polo de rayas que si nos lo montamos en el baño. Mejor aún: me levantaría y me lo montaría con el chico del polo de rayas delante de todas estas personas, a ver si así dejan de mirar sus apuntes. Y el tiempo pasa, y al final y al cabo yo solamente tengo veintidós años. «Veintidós años, toda la vida por delante», eso es lo que la gente me dice… Si esto es lo que entiende la gente por vida, es una desgracia que me quede tanto tiempo.

(…)

(Sucedáneos, Eritrea)

a mis 7 amantes: maybe you’re gonna be the one who saves me. aunque probablemente no

entre salir de compras o pasar la mañana petando twitter de gilipolleces lo tengo claro. y, sin embargo

qué no daría yo

me enamoro, si eso os hace felices. será un enamoramiento cartucho cartucho

si seguís calentándome la cabeza, lo vais a terminar por conseguir

malos pensamientos

la navidad de los otros

grabar todas esas cosas tristes de neil young, a ver si me deprimo y me vuelvo seria

tengo muchos líos en la cabeza y en las camas

me pica el cielo de la boca

se alquila madre sobre(recontra)protectora

bebiendo cava con s., twitteando, messaging, cosas, vida, estas mierdas. qué felicidad estupidísima

me estoy hartando de tanta joie de vivre, pero voy a seguir un rato (unos días) más

me he acordado de traer el guateque, lo que confirma mi genialidad

y ahora bajo a celebrarme al vivares. contar a mis vecinos cómo descarrilo mi vida es muy de domingos

ganas de regresar al futuro

vacío es poco

un día voy a implotar y sólo encontraréis de mí las braguitas de guitarras

(sacados del twitter de @jeepster, en el libro aparecen con fecha y hora)

27. diciembre 2009 por José Luis Merino
Categorías: General, Literatura, Narrativa | Etiquetas: , , , , , , , , , , , | 6s comentarios

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