Carrefour
Recuerdos vagos, imprecisos e inventados sobre la marca Carrefour a lo largo de mi vida.
Recuerdo vagamente el día en que abrieron el centro comercial «Las Huertas», que aunque tuvo ese nombre desde que el anteproyecto salió a la luz (con un par de millones de pesetas de por medio y una cláusula que impedía abrir otro espacio comercial de esas características en los próximos diez años; sí, hoy a todos nos parece de risa) nadie lo llamó así nunca, ya que para todos era el Pryca (ante todo, Precio y Calidad en sus productos, en su trato con los clientes, en su distribución y empaquetado).
Recuerdo la visita anual a echar la carta a sus majestades los Reyes Magos, que por alguna extraña razón decidían siempre ir allí. A mi mente acuden las luces de Navidad, un autobús lleno de gente, el belén gigante a la altura de la Fábrica de Armas (nunca supe si era de aquella fábrica o no, nadie nunca me resolvió aquella duda). Y esas puertas que mágicamente se abrían a nuestra llegada.
Años después tuve un amigo (que en un momento dado dejó de serlo) que se mudó encima de Simago. Después se mudó encima del Champion. Y finalmente acabó encima de Carrefour Express (más tarde decidió irse a la competencia y acabó encima de un Lupa, aunque eso es otra historia). Durante muchos años Simago fue Simago aunque en el letrero pusiera Champion. Poco a poco nuestras mentes se acostumbraron y justo en el momento más inesperado se transformó (mutó) en una variante rápida de Carrefour. Mi mente no fue capaz de asimilar el cambio (y no estoy seguro de si algún día lo hará).
Recuerdo ir a Carrefour un día de tormenta y decidir comprar un microondas para poder hacer palomitas (hasta ese momento, las palomitas en mi casa se hacían en la sartén). Como en esa época nos creíamos dioses, decidimos llevarlo a pulso hasta mi cocina (2,5 km según compruebo ahora en Google Maps; Las rutas a pie están en versión beta. Ten cuidado. – En esta ruta puede que falten aceras o pasos para peatones) y aquel día comenzó la mayor tormenta del verano, con cortes del suministro eléctrico (Carrefour incluido). Mi padre tuvo que venir a buscarnos.
Mi cumpleaños suele caer un 31 de julio (para algunos amigos es una semana antes, para otro es siempre un día después; misterios de la vida) y el día de mi mayoría de edad decidí (DNI en mano) acercarme a comprar 4 ó 5 botellas de alcohol. Me resulta difícil pensar qué compré, supongo que Ginebra (Tanqueray) y Baileys… el resto no lo sé. No me pidieron el carné de identidad. Nunca me han perdido el carné de identidad. La mayoría de las mujeres me dicen que con perilla (o barba descuidada) aparento alrededor de 28 años. Y eso me lo llevan diciendo desde que tenía 20.
Hace un par de años vi cómo un conocido era detenido por el tipo de seguridad a la entrada del Carrefour II de Valladolid. Nos lo habíamos encontrado a la salida y le convencimos de que guardara las cosas en una taquilla y nos acompañara dentro mientras nosotros comprábamos bebida para la última gran fiesta de Arquitectura que vivió la ciudad. Él aceptó y a la entrada uno de nosotros pitamos. Al volver a pasar por el arco de seguridad la señorita de la puerta (y el segurata que venía de ligar con las del apartado de Información) vio que era él. No pasa nada, vete con él, que acabas de entrar y no tienes nada… y nosotros te esperamos en la salida, cuando acabemos de comprar. Nunca olvidaré esa mirada y ese leve movimiento afirmativo de su cabeza. En el pequeño y oscuro cuarto de seguridad le encontraron dentro de la escayola de su brazo un desodorante Neutro Dry Sensation 24h, cuyo precio no alcanzaba los 0,60€ y que no había pitado al salir, aunque sí al entrar.
Este miércoles estuve tirado en el suelo del Carrefour Express del centro de la ciudad durante dos minutos. En mi regazo una compra de 5€ y en el suelo la mochila cargada de apuntes. Dos minutos recolocando el interior de la mochila y haciendo hueco para que la barra de pan, el paquete de yogures (OFERTA. 1€), el embutido y la bolsa de patatas fritas onduladas CARREFOUR entrasen junto al portátil y todos los apuntes. Dos minutos porque algún ejecutivo decidió que si concienciaban a sus clientes de que las bolsas de plástico eran malas podrían dejar de regalarlas, empezar a cobrar 0,05€ por bolsa biodegradable (o 0,50€ por cada bolsa de tela) y así ahorrarse los gastos anuales en toda España. BOLSA CACA. Suerte que ahora tengo un Mercadona cerca de casa.
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