Síndrome postvacacional
El mundo está loco, loco, loco decías mientras te tomabas la última cerveza y me agarrabas muy fuerte de la mano. Alquilaremos un coche y nos iremos lejos, tranquila, fuera de esta isla, fuera de este país al que ninguno de los dos pertenecemos y nos perderemos allá lejos, donde hablen otra lengua, donde nosotros seamos los extranjeros, donde las palmeras solo existan en zonas recreativas y los tesoros solo se encuentren en cámaras acorazadas.
Tú suspiraste y miraste nuestras manos entrelazadas antes de quedarte muy quieta mirando el horizonte. La última pareja del hotel empaquetaba sus maletas, el verano llegaba a su fin y las promesas dejaron de ser un juego divertido hacía tiempo. Yo suspiré al verte llorar. Nunca tuve claro si en lo único que pensabas entonces era en la extraña forma de las palmeras en aquel lugar.
Fotograma de El mundo está loco, loco, loco.