Turismo rural
Tuvimos que salir corriendo tío, CORRIENDO. ¿Y nadie dijo nada? No, todos se quedaron callados y muy quietos, viendo la situación. Nosotros repetimos una y otra vez que no estábamos haciendo nada malo, que eso no era pecado, que teníamos el mismo derecho que el resto de la gente a visitar aquello. Pero no hubo manera. Pero es que lo sigo sin comprender, ¿qué estábais haciendo exactamente cuando aquel tío os sorprendió? No era un tío, era el cura de la iglesia de aquel pueblo y nosotros estábamos paseando mientras veíamos el retablo, las vidrieras y los santos típicos de aquella zona… nada de besos que uno hasta puede entender que molesten en sitios como ese. ¿Y entonces cómo lo supo? Creo que en algún momento estuvimos dados de la mano, es algo instintivo, lazos de pareja. Por dios, que estamos en el siglo XXI. Sí, eso le dije yo… pero no hubo forma… y finalmente nos tuvimos que largar. A mí si me pasa eso, me muero. Eso pensaba yo, pero a la mañana siguiente, cuando nos íbamos del pueblo, pronto, estaba amaneciendo, al pasar por el Club vimos cómo el cura salía de allí como si nada… y nos vio, claro que nos vio y entonces él se puso a correr mientras se levantaba las faldas para no tropezarse. Pero se tropezó. Vaya, si ya lo decía yo: los curas o hijosdeputa o puteros. O ambas cosas.
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