Barcelona (II)
Leer los nombres de las calles y no saber dónde estás. Es fácil, o subes o bajas. Y suspirar mientras te geolocalizas en el móvil. Perderse en una gran ciudad dista mucho de ser algo divertido.
Coger la línea verde o la amarilla e ir corriendo siempre a la otra punta de la ciudad. Llegar por una vez tarde y no tener la culpa. No sentarte por temor a pasarte de parada, a tener que cederle el sitio a alguien.
Ver todos los días a gente revolviendo en el contenedor gris de tu calle, en dos o tres papeleras. Siempre habrá un tipo pidiéndote unas monedas. No, lo siento. Y volver la mirada al infinito. O directamente seguir andando, no girarte, no responder a su voz, no vaya a ser que te conviertas en estatua de carne. La medusa en los ojos del otro.
03. febrero 2011 por José Luis Merino
Categorías: General, Mis escritos, Pensamientos |
Etiquetas: Barcelona, Inspira |
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