Sobre la maquetación digital y la biografía de Steve Jobs

Parece que tengo algo en contra de Debate o de la Biografía de Steve Jobs, pero no es así. En octubre tomaba como ejemplo este libro para explicar que edición no es lo mismo que reimpresión y ahora haré lo mismo para realizar una breve reflexión sobre la calidad en la maquetación de los libros electrónicos.

Antes de la llegada de Libranda apenas había contenidos digitales ofrecidos por las editorales (bueno, a día de hoy apenas hay contenidos, vamos a ser sinceros) pero eso no significaba que no hubiera contenidos puestos a disposición de todos colgados en la Red por personas anónimas que dedicaban su tiempo a escanear y pasar un OCR a libros que querían tener en digital (y por eso los editores hablaban y generalizaban y llamaban a todos los internautas piratas).
Esos libros  aparecieron primero (allá por los años 90) como documentos de Word, para después estar en PDF y finalmente en HTML, ePub y mobi, maqueados de aquella manera con Sigil (para maquetar de una forma más o menos visual), Calibre (para añadir los metadatos) y otra serie de herramientas similares. Era normal encontrarse en este tipo de libros una gran cantidad de guiones que cortaban las palabras en medio del texto; la ausencia de notas (o de enlace de vuelta); texto casi plano sin ningún tipo de estilos; todo el HTML seguido, sin partición de capítulos; etc. Pero uno lo leía ahí y bueno, no se podía quejar, ya que lo había obtenido de fuentes dudosas y no había pagado nada de nada.

Uno es fiel a sus principios y dijo que en cuanto Amazon vendiera contenido español y a un precio más o menos razonable se lo compraría. Y eso hice estas navidades. Muchos amigos y conocidos estaban leyendo la biografía de Walter Isaacson sobre la vida de Steve Jobs y para Kindle estaba a 14,25€, lo que aún me parecía un pelín caro, pero bueno, era una novedad y según Amazon… ¡me ahorraba el 40% sobre la edición en tapa dura! (22,70€).

Leí el libro entre el iPad, iPhone, Kindle 2 y Kindle Wifi, utilizando el whispersync y viendo cómo el soporte deja de tener importancia cuando la sincronización funciona a la perfección. Si estaba en el tren lo leía con el iPhone, si el iPad andaba sin batería en el Kindle y si no me apetecía levantarme a por el Kindle en el iPad. Y ya está. Sin tener que buscar el punto de lectura (lo que sucedía con «documentos personales») ni preocuparme de nada. En ese sentido el ecosistema Kindle de Amazon es una auténtica gozada (y el último Kindle, también).

Pero para mi sorpresa observé que la edición de la Biografía en el dispositivo de Amazon se veía «rara». Por alguna razón no había espacios en blanco ni separación entre los párrafos o entre el título y los párrafos… Difícil de explicar sin verlo:

Pero este problema no aparecía en la aplicación del Kindle para iPad o iPhone o incluso en la lectura en la nube de Amazon:

Por lo que el problema estaba evidentemente en algo de las tripas del libro. Como los archivos que vende Amazon tienen DRM y desde MacOS es un pelín difícil quitarles el bicho, opté por descargar el ePub que hacía tiempo que se distribuía por la red. En este caso el ePub es el mismo que se vende en la tienda, a excepción del DRM de Adobe (este punto es importante, no es una versión maquetada con Sigil a partir del OCR del libro).

En el código HTML podemos ver que los espacios en blanco no se consiguen añadiendo &nbsp; entre párrafo y párrafo o jugando con los márgenes del párrafo (<p>), sino que se introduce un párrafo en blanco entre párrafo y párrafo con una clase llamada «white2» para conseguir el efecto deseado.

 

Y si echamos un ojo al CSS del libro, podemos ver cómo está definida dicha clase y cómo se consigue el espacio en blanco con un margin-top de 2.625em.

¿Y dónde está el problema? El problema está en que quien ha hecho la conversión a ePub (en este caso Newcomlab, una empresa a la que le interesa el volumen de negocio, no la calidad de los productos) no tuvo en cuenta todos los dispositivos donde se podía leer el libro y que el Kindle de Amazon se salta los párrafos vacíos, por lo que si el margin no está definido en el párrafo con texto no sirve de nada.

Esto no sucede en la edición digital en catalán, por ejemplo. Me tomé la molestia de comprarla y quitar el DRM  solo para ver cómo estaba maquetada, ya que dicha conversión -como intuía- no la realizó la misma empresa y funciona a la perfección en el Kindle (aunque no esté disponible en Amazon).

 

Pero volviendo a los 14,25€ que me había costado la edición para Kindle y al horror que era leerlo en mi dispositivo, decidí que debía hacer algo al respecto y escribí a la que creí responsable de este tipo de cosas, es decir, a la asistente editorial de Debate. Pero para mi sorpresa en Random House Mondadori todo se lleva desde el departamento digital, que parece un nombre como de un departamento enorme donde todos juegan con la última tecnología y meditan la estrategia digital de la empresa pero que en realidad se reduce a una persona encargada y a tres becarios (y por desgracia, no estoy siendo irónico).

Después de intercambiar un par de emails con el responsable del departamento de redacción encargado de la sección digital, me comentó que esos errores ya se habían detectado antes de la publicación en Amazon y que hablaría con Libranda y Amazon para ver dónde estaba el problema. Y apenas 24 horas después me comentó que el error estaba en que no se habían subido los archivos correctos, sino la versión sin corregir, pero que ya estaba solucionado y que ahora ya se podía descargar la versión correcta de Amazon.

Han pasado 7 días desde que se subió la versión correcta a Amazon (en la web no se indica que haya una «revisión» ni nada por el estilo, cosa que creo que debería aparecer) y yo aún no la tengo. A priori es Amazon quien manda un correo avisando de dicha actualización, pero no ha sido así (y el libro sí que está actualizado, al menos en la versión de muestra que se puede pedir a Amazon).  Todas las personas que han comprado el libro antes del 12 de enero (recordemos que el libro se puso a la venta el 24 de octubre, con las Navidades de por medio) tendrán la versión sin espacios y de momento, nadie ha comentado nada sobre estos problemas y parece que a nadie le importa.

Mientras escribía esto, Julián Guerrero me ha comentado otro caso aún mucho peor, el del ebook de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina. En este caso los problemas son de la propia edición y afectan a cualquier dispositivo. Mejor que lo explique él:

Problemas:

1) En el libro aparecen varias ecuaciones matemáticas descentradas, carentes de sentido. Estéticamente horrible. Ya de por sí las matemáticas son incomprensibles, como para que te lo pongan aún más complicado.

2) Un significativo número de palabras, más de una veintena, separadas sin ton ni son.

3) La traducción no se salva, metiendo un pirsin en lugar de un más normal piercing. Mal menor, de todos modos.

4) Hay un par de notas al pie a lo largo del texto marcadas con un asterisco, las cuales aparecen al final del todo el texto. En el Kindle for iPhone puedes tocar el asterisco y se dirige a la nota correspondiente, pero para mi gusto en lugar de asteriscos los habría marcado con números.

En términos generales, parece una conversión automática a la que absolutamente nadie ha echado un vistazo antes de ponerla en la plataforma de Amazon, porque los errores saltan a la vista con la misma violencia que una piedra en tu parabrisas.

Todo el cuidado y profesionalidad que sentí al leer el primero de la saga, comprado en papel en la Feria del Libro del 2009, se torna en un «los editores que no amaban a los ebooks» con estos patinazos.

Espero que te sirvan mis impresiones.

Julen.

 

Se ha tomado la molestia de realizar una serie de capturas y subirlas a una carpeta de Flickr. Ejemplo de los símbolos matemáticos:

La ecuación matemática no es demasiado compleja y podría haberse realizado perfectamente en código (sup, para el superíndice y el resto de símbolos no son extraños)  o si no querían complicarse, con una imagen. ¿Adivinan quiénes están detrás de esta chapuza de conversión digital? Sí, Newcomlab (que no parezca que tengo algo particularmente en su contra, sino que es en general en contra de todas las empresas que se dedican a las conversiones masivas sin cuidar el detalle). Parece que como históricamente estamos acostumbrados a libros mal maqueados, debemos conformarnos con cualquier cosa y esto no es así.

Y algunas preguntas que lanzo al aire después de haber cogido estos dos ejemplos casi al azar, aunque desgraciadamente hay muchos otros que cualquiera ha podido sufrir (los comentarios están abiertos para comentar horrores en la maquetación digital): ¿Es que acaso nadie revisa el ePub? ¿Las empresas que se dedican a esas maravillosas conversiones automáticas desde Indesign o con un -siempre maravilloso- software de conversión no se preocupan lo más mínimo por la calidad? ¿realmente tiene sentido que dichas empresas cobren por caracteres como en el libro impreso? ¿por qué hay tan pocos maquetadores, componedores o tipógrafos digitales en la actualidad y por qué no las editoriales no los contratan?

Estoy convencido de que si estos errores se hubieran producido en la maqueta del libro impreso más de una cabeza hubiera rodado, pero como sucede en el mundo digital parece que a nadie le importa. Las editoriales creen que con una par de becarios se puede solucionar el tema, que aunque la persona que encarga y revisa los ePubs no sepa qué es el ePubcheck ni tenga unas nociones básicas de HTML y CSS puede hacer dicho trabajo a la perfección cuando evidentemente no es así. ¿Esta es la forma en la que cuidando a nuestros lectores digitales? ¿Es este el futuro de la edición que nos espera?

P.D: Mañana (ya hoy), jueves, de 11:00 a 12:00 se tratará el tema de la calidad en la producción digital en la reunión semanal de la #ebookspain, si os interesa el tema no dudéis en participar.

19. enero 2012 por José Luis Merino
Categorías: General, Literatura, Narrativa, tecnología | Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , | 18s comentarios